Hace solo unos días el periódico The Wall Street Journal filtró una serie de informaciones que afirmaban que Instagram tiene unos efectos negativos sobre la salud mental de adolescentes y jóvenes, tal como indican unos estudios internos de la compañía.
Una afirmación que ya podíamos esperar. Lo que no esperábamos es que los directivos de la empresa ya lo sabían desde hacía tiempo, se niegan a hacer públicos más datos y minimizan los resultados de estos estudios.
Facebook, propietaria de la compañía, realiza estudios internos desde hace 3 años sobre los efectos de la red social Instagram en sus usuarios, unos 1.220 millones en todo el mundo. De hecho, ya se han realizado varias presentaciones de datos de seguimiento con el título: “Inmersión profunda en la salud mental de las adolescentes”.
Y la conclusión es que “Instagram empeora los problemas de imagen corporal en 1 de cada 3 adolescentes”, según ha podido saber el diario estadounidense. Según el informe ya realizado en 2019 se determinaba que “Instagram puede cambiar la manera como las mujeres se ven y se describen a sí mismas”.
Y por lo que dicen los datos a los que ha tenido acceso el periódico, un nuevo estudio de 2020 concretaba que para el 32% de las chicas, Instagram las hace sentir mal con su cuerpo y culpan a esta red social del aumento de casos de ansiedad y depresión.
En realidad, el impacto de los datos conocidos ahora va más allá, pues el informe indica que entre los adolescentes que declararon tener pensamientos suicidas, el 13% de los usuarios británicos y el 6% de los estadounidenses atribuyeron el deseo de suicidarse a Instagram.
Efectivamente, se trata de un dato preocupante si tenemos en cuenta que más del 40% de los usuarios de Instagram tiene 22 años o menos, y parece claro que esta red inflige daños graves a su autoestima.
Además, estos estudios internos indican que algunos de estos problemas son propios y específicos de Instagram y no tanto de otras redes sociales.
La razón es porque Instagram se centra mucho en el cuerpo y el estilo de vida, en comparación con otras aplicaciones como Tik Tok o Snapchat, redes muy usuales también entre jóvenes y adolescentes.
Las características que Instagram identifica como más perjudiciales para los adolescentes son precisamente estos asuntos: en Instagram la gente se compara continuamente con los demás y relaciona su valía con el atractivo personal, la riqueza y el éxito. Si un joven no es así, se siente perdido y poco valorado.
Del mismo modo, el estudio reconoce también que “la tendencia a compartir en esta red solo los mejores momentos, la presión por parecer perfecto y el efecto adictivo de la plataforma puede abocar a los adolescentes a una espiral de desórdenes y trastornos de alimentación, de obsesión por conseguir un cuerpo saludable o a la depresión”.
Además, según afirma la investigación interna de marzo de 2020, filtrada por The Wall Street Journal, los algoritmos aplicados a las fotografías y vídeos compartidos por los usuarios llevan directamente asociados contenidos perjudiciales. Una tormenta perfecta para acabar con el equilibrio emocional de los adolescentes.
Por último, una cuarta parte de los usuarios que respondieron a los estudios de Instagram reconocieron que “no se sentían suficientemente buenos” o atractivos y que la sensación empezó por el uso de esta aplicación, que minaba su confianza y la relación con sus amigos.
Al mismo tiempo los adolescentes manifestaron que “querían dedicar menos tiempo a la aplicación, pero no tenían suficiente autocontrol para hacerlo”.
No deja de sorprender que a nivel interno la compañía admita que son la causa de innumerables problemas graves, tal como han descubierto los periodistas del Wall Street Journal.
Sin embargo, públicamente los directivos de la empresa los minimizan. Incluso ponen énfasis en los beneficios que pueden aportar el uso de las redes sociales. Por ejemplo, el pasado 25 de marzo en una audiencia en el Congreso de EEUU, ante el Comité de Energía y Comercio, el CEO Mark Zuckerberg dijo que “el uso de aplicaciones sociales para conectarse con otras personas puede tener beneficios para la salud mental”. Incluso defendió ante la Cámara de Representantes la creación de un Instagram para niños menores de 13 años, ante las críticas airadas de los congresistas.
La realidad es que Facebook se niega a hacer públicos estos informes sobre el uso de las redes, que según el CEO de Instagram Adam Mosseri “podrían tener un impacto enorme”. Sin embargo, las respuestas de la empresa son siempre evasivas, alegando que estos datos son de su propiedad y que los detalles obtenidos en los estudios internos son contradictorios.
Después de esta filtración de informes y datos negativos, Instagram emitió un comunicado en el que afirman que apoyan las conclusiones de la investigación y que seguirán intentando comprender los problemas complejos y difíciles a los que se enfrentan los jóvenes en las redes sociales.
En uno de los párrafos dicen lo siguiente: “En Instagram, analizamos los beneficios y los riesgos de lo que hacemos. Estamos orgullosos de que nuestra aplicación pueda dar voz a aquellos que han sido marginados, que pueda ayudar a amigos y familiares a mantenerse conectados desde todos los rincones del mundo, que pueda impulsar el cambio social; pero también sabemos que puede ser un lugar en el que las personas tengan experiencias negativas".
Finalmente afirman que seguirán trabajando con socios e investigadores externos para analizar todos los datos y aseguran que están desarrollando nuevas funciones para aplicar a la red. Esperemos que sean para mejor.
Mientras tanto, por favor, hagamos un uso responsable y positivo de las redes. Y demos ejemplo a nuestros hijos.
