Estados Unidos acaba de asestar un durísimo golpe a Francia, y de paso a la Unión Europea, al dejarle fuera de la geoestrategia del Índico-Pacífico. Estados Unidos ha fraguado en secreto una alianza militar entre Gran Bretaña y Australia para controlar la expansión de China hacia el Sur.
La alianza contiene también la renuncia, por parte de Australia, de la construcción de submarinos propulsados por diésel, que Francia empezaba a construir, con un presupuesto de unos 80.000 millones de euros.
En su lugar, Australia ha llegado a un acuerdo con Estados Unidos para la construcción de submarinos atómicos, en sustitución de los franceses.
Esto, según las autoridades francesas, es un ataque "de tal brutalidad, imprevisibilidad y traición" que no tiene parangón en la historia de las relaciones entre los Estados Unidos y Francia. Y Francia se ha visto obligada a llamar a sus embajadores en Washington y Canberra a consultas.
No es esto una ruptura de relaciones diplomáticas entre París, y Washington y Camberra, sino que Francia deberá mover ficha y, al menos, darle un giro a sus relaciones con los dos grandes estados antes citados.
Francia ha sido un país con muchos intereses en la zona Índico-Pacifico, como sus excolonias en Indochina, y sus actuales de Nueva Caledonia y Polinesia, ambas en el Pacífico sur.
"Lo que duele – ha dicho François Heisbourg, alto consejero del gobierno galo – no es simplemente la pérdida de decenas de miles de millones de euros, sino que se le diga a Francia: no les tratamos como aliados".
Dicho de otra manera, los americanos han echado a Francia de la zona tal vez más importante, a nivel geopolítico, a nivel mundial, que es el Índico-Pacífico. ¿Cómo afectará a la absorción de Formosa reivindicada por China de modo permanente como una provincia más? ¿Y la navegación por el mar de la China Meridional? ¿Y las islas que China reivindica a Filipinas, y a otros países del Pacífico? ¿Qué pasará con el estrecho de Malaca?
Pero Francia no es solo Francia, sino la Unión Europea (UE). Francia tiene vocación de potencia mundial y tiene la bomba atómica. Es más, es el único país de la Unión Europea que tiene la bomba atómica.
Europa, desde la segunda guerra mundial no se ha cuidado de poseer un ejército y un armamento adecuados, y ha vivido pensando en la protección que le daba los Estados Unidos por medio de la OTAN, el Pacto Atlántico. A Francia le duele también que los Estados Unidos hayan olvidado la ayuda que les prestó durante su independencia.
Ahora Europa no tiene nada que oponer frente a China que se va armando hasta los dientes: ha quedado fuera del mapa, en la zona del Índico-Pacífico. Lo reconoció la presidenta de la Comisión (Jefe de Gobierno) de la UE, Úrsula von der Leyen, en su discurso la semana pasada sobre el Estado de la Unión: Europa tiene que armarse para estar a la altura de las otras potencias.
A Francia la han herido en su “grandeur”, en su orgullo, pero a Europa la han herido por su bisoñez: ¿no se había enterado de que, tanto con Trump como con Biden, "America First", aunque con distinto tono? Ahora, Europa está fuera de la zona Índico-Pacífico.
Hay que destacar también que un punto absolutamente estratégico en el tráfico de mercaderías a nivel mundial es el estrecho de Malaca, un estrecho situado entre la península de Malaya y la isla Sumatra. Es el único estrecho que une el este de Asia con el Océano Índico, con África y con el Mediterráneo, a través del canal de Suez. No hay otro. Forma parte de los cuatro grandes pasos marítimos mundiales, junto con Suez, Ormuz y Panamá, en cuanto a volumen de toneladas..
Y se podrá preguntar: ¿y la OTAN, para qué sirve? Pues en estos momentos lo importante es el Aukus, que son las siglas de la alianza de los tres países: Australia, Reino Unido y Estados Unidos, en inglés.