Las personas solitarias son más propensas a tener una mayor actividad en áreas del cerebro vinculadas al recuerdo, a pensar en los demás y a planificar el futuro, según un estudio publicado en la revista "Nature Communications".
Los investigadores lanzaron la hipótesis de que la red neuronal por defecto (RND) en el cerebro, que está relacionada con la memoria y el conocimiento social, podría experimentar cambios en estado de soledad.
"Fue abrumadoramente el efecto más grande en los datos", dijo el autor principal del estudio, Nathan Spreng, profesor asociado de neurología en la Universidad McGill en Montreal.
Las conexiones entre estas áreas se habían fortalecido y el volumen de materia gris allí era mayor que en aquellas que no estaban solas.
Los resultados concluyeron que la red neuronal por defecto, que trabaja cuando estamos en reposo, es la más afectada por el aislamiento y la soledad percibidos.
Esta conclusión es relevante, sobre todo después de un año y medio de pandemia, cuando millones de personas en todo el mundo han experimentado un fuerte grado de soledad en sus vidas.
Según los datos científicos a escala mundial de que se dispone hasta el momento (en una revisión de 2015), los adultos solitarios tienen aproximadamente 1,64 veces más probabilidades de desarrollar demencia que los que no muestran estar en soledad.
Para los investigadores del estudio de Montreal, la investigación fue posible después de que el Biobanco del Reino Unido ofreciera imágenes cerebrales de 40.000 sujetos, de edades comprendidas entre los 40 y los 69 años.
Se les preguntó si se sentían solos o no, y se comparaba las imágenes obtenidas por resonancia magnética.
El resultado fue, en parte, la constatación de la hipótesis: la red neuronal por defecto estaba activa durante la soledad. Pero, ¿qué ocurría con la parte del cerebro dedicada a la actividad social? ¿Quedaba igual? ¿Se empobrecía?
En Neurología funciona el dicho “úselo o piérdalo”, señaló a la CNN el Dr. Kenneth Heilman, profesor emérito del departamento de neurología de la Universidad de Florida, autor de libros como "La creatividad y el cerebro " y " El cerebro del creyente ".
A partir de los resultados obtenidos en el estudio (en el que Heilman no ha participado), queda el interrogante, porque podría ocurrir que la soledad influyera en que se atrofie nuestra parte del cerebro social, al no utilizarla.
Así que crece la actividad creativa y la de percepción de uno mismo, pero se malbarataría la faceta social. "¿Comienza a perder otras partes del cerebro que son importantes para las interacciones?", se preguntó Heilman. "Si no los usa, eventualmente, ¿conducirá eso a un tipo de trastorno más demencial?". Esto tiene repercusiones importantes, por ejemplo, en la vida de los ancianos o al prevenir la aparición de la enfermedad de Alzheimer.
"Este primer estudio fue realmente importante en términos de identificar qué partes del cerebro se ven afectadas por la soledad", dijo Nathan Spreng. "Sentirse socialmente conectado es extremadamente importante", añadió.
En cuanto a la situación provocada por la pandemia, el investigador encendió una luz de alerta. "Salir del aislamiento relacionado con Covid -dijo- probablemente será mucho más fácil para algunas personas, en particular para los adultos jóvenes. Los adultos mayores es posible que necesiten más ayuda".