Después de 13 meses de cuidados neonatales intensivos y pasillos de hospital, la pequeña Kwek Yu Xuan por fin puede irse a casa y empezar su vida con su familia.
Sigue siendo diminuta, pero parece gigante comparada a cuando nació de forma apresurada hace un año. Existe un registro de los bebés más pequeños al nacer y ella está la primera de la lista.
Nació en Singapur en junio de 2020. Con un peso de tan solo 212 gramos, entró en un mundo luchando contra una pandemia. Sin embargo, todas las predicciones desastrosas sobre ella han resultado incorrectas.
La preeclampsia es una complicación del embarazo que puede ser muy peligrosa tanto para la madre como para el bebé. Esta condición se caracteriza por un aumento excesivo de la presión sanguínea y es lo que le diagnosticaron a Wong Mei Ling en su 25.ª semana de embarazo. La llevaron rápidamente al Hospital Universitario Nacional de Singapur (NUH) con una sola opción: la única esperanza de supervivencia para la bebé de su interior y para ella misma era una cesárea inmediata.
De modo que el nacimiento de la diminuta Kwek Yu Xuan fue precipitado y las frías estadísticas no estaban de su lado. Los médicos prepararon a la familia para lo peor, ya que las posibilidades de supervivencia eran muy escasas.
El problema más grave con un nacimiento tan prematuro (4 meses antes del término) es el subdesarrollo de los pulmones. Incluso hoy en día, un año después y con lo más difícil a la espalda, la bebé tiene y continuará necesitando apoyo respiratorio.
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Una vez se aclaró la incierta e indudablemente dramática situación, todos en el hospital se arremangaron. A los padres no les quedaba más que aferrarse a la fuerza de la esperanza. Según contó la madre a The Straits Times:
El hospital no estaba equipado (y no podía esperarse que lo estuviera) para tratar a un bebé de tan solo 212 gramos. Las agujas eran demasiado grandes, las dosis de medicamentos tenían que reducirse y los sistemas de asistencia vital tenían que ajustarse.
Aunque estaba claro que Kwek Yu Xuan estaba empeñada en vivir, el equipo médico que la trató se enfrentó a desafíos casi imposibles para sostenerla. No había ningún manual que seguir para tratar con esta situación, pero con los esfuerzos sugeridos por la creatividad del personal, construyeron un mundo en torno a la recién nacida a su medida: ¡todo muy pequeño!
Al ver llegar a la minúscula niña a neonatos por primera vez, incluso la enfermera jefe, con toda su experiencia profesional, estuvo tentada de izar la bandera de la rendición. Los pañales, por ejemplo: el tamaño más pequeño era más grande que la bebé y no había empresas capaces de suministrar pañales para prematuros tan pequeños. No era suficiente con cortarlos hasta la talla adecuada; tenían que confeccionarlos de tal modo que la orina no se escapara y entrara en contacto con la piel.
La misma especificidad era necesaria para todos los aspectos del cuidado. The Straits Times informa:
Durante más de un año, el hospital ha sido el hogar de Kwek Yu Xuan. La pequeña ha crecido y en la actualidad pesa unos seis kilos. Según muchos criterios, sigue siendo pequeña, pero está lista para vivir con sus padres y sin una atención médica constante.
Su presencia durante 13 meses en los pabellones del NUH de Singapur ha trastocado y cambiado a todo el mundo. Según cuenta BBC:
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