La leyenda medieval de El caballero de Ambite da el salto a los teatros. Y lo hace de la mano del dramaturgo José María García Luján. Este autor ha dado forma dramática a varias leyendas de este municipio del sureste madrileño – cerca de Arganda del Rey – en una creación de estilo y formato clásico.
El caballero de Ambite es, en cierto sentido, una creación insólita en la actualidad, por cuanto narra una historia con un contenido religioso claro; y en la que se ponen en escena valores y visiones de la vida que hoy no están de moda. Como la lealtad, la fidelidad a los propios principios, la capacidad de sacrificio o el ejercicio de la voluntad para sobreponerse a las dificultades.
Un texto dramático que es resultado directo del aprecio popular de los vecinos de Ambite por esta historia, que ha llevado incluso a instalar una cruz en el lugar donde, según los viejos relatos, se produjo el milagro que ocupa el centro de la historia.
Ese aprecio popular llevó al municipio de la localidad a encargar la redacción de la obra teatral a García Luján. "Y han quedado tan contentos con el resultado que se va a instaurar la costumbre de representarla todos los años", indicó el autor a Aleteia.
Aunque la leyenda es muy antigua, la obra se ha publicado este año, y ahora comienza a rodar por los escenarios. Por ahora, es Tirinto, la compañía del propio autor, la que la representa, pero nada impedirá en el futuro que otros puedan usar el texto.
La obra se estrenó en mayo en Ambite, se ha representado en Las Rozas, también con gran éxito, esta semana pasa por Valladolid y encaminará sus próximos pasos hacia Madrid y Granada. Y confía en poder entrar en la programación de festivales de teatro clásico.
¿Y qué cuenta la leyenda, que ha llegado hasta nosotros a través de dichos populares que la recuerdan? Pues que un caballero de la localidad fue salvado milagrosamente de caer a un profundo abismo en una agitada noche de tormenta gracias al resplandor de un rayo que hizo visible el despeñadero al que se dirigía su montura. Esta logró clavar abruptamente su herradura en la piedra, deteniéndose al borde del precipicio.
El caballero interpretó lo sucedido como una seña divina y cuando llegó a Ambite acudió de inmediato a ver a la virgen del lugar y, arrodillado frente a ella, prometió que viajaría a Tierra Santa, a las Cruzadas, para traer un fragmento de la auténtica cruz de Cristo, el lignum crucis.
Ni corto ni perezoso, el caballero viajó durante semanas hasta llegar a Jerusalén, donde debió alcanzar su objetivo, pues una reliquia de la vera cruz se conserva desde entonces en la iglesia de la Asunción de la localidad.
En la obra de García Luján este relato esencial se enriquece con la historia de los amores del caballero con una amada a la que se ve obligado a abandonar durante su partida, con todas las tramas paralelas que se derivan de ello.
Una señal en una roca, en la zona donde supuestamente ocurrieron los hechos que narra la leyenda, ha sido interpretada desde tiempos remotos como la huella de la herradura del caballo que frenó en seco. A su lado se levanta la cruz que evoca el milagro.
A todo ello hay que añadir otra leyenda que se ha incorporado también a la trama de la obra teatral. Al parecer hay en Ambite una encina milenaria que da unas bellotas de cualidades prodigiosas. Y es que cuando las prueban las muchachas que están prestas a casarse encuentran en su sabor -amargo o dulce- un vaticinio de lo que será su matrimonio.
"Me enamoraron la leyenda, el entorno de Ambite y la gente, y he escrito la obra teatral con muchísima emoción", explica José María García Luján, un dramaturgo granadino afincado desde hace 27 años en Madrid.
"Los vecinos se sienten muy orgullosos de su historia; les cala muy profundamente", añade.
García Luján es consciente de que su obra va a contracorriente de las sensibilidades mayoritarias de hoy. "Totalmente a contrapié. Habla de valores como la lealtad, la capacidad de sacrificio, la existencia de unos principios rectores en la vida a los que hay que ser fieles…".
Y todo ello escrito con un lenguaje de resonancia clásica y con personajes que se ajustan a los códigos de estas representaciones. "Es algo distinto para los espectadores de hoy, quizás eso pueda ser un aliciente para verla".
"Lo que tengo claro es que me emocionó la leyenda y enseguida vi que debía contarse así, que era yo el que debía adaptarme a la historia, y no ella a mí". Y es que la trayectoria teatral de García Luján ha discurrido hasta ahora por vericuetos bien distintos, centrados más bien en la comedia y en la adaptación de clásicos del siglo XX.
El dramaturgo aclara que no hay ironía, ni distanciamiento, ni burla en su trabajo. "Me tomo la historia muy en serio, aunque lógicamente haya momentos de humor".
En todo caso "es obligación del teatro estar abierto a distintas visiones del mundo; para eso está, para representar una cosa y la contraria, las ideas mayoritarias y las que no lo son".
La capacidad de sobreponerse a las adversidades mediante la voluntad es una de esas virtudes que hoy parecen entrar en conflicto con una sensibilidad alérgica al sufrimiento y el esfuerzo y que es central en la historia del caballero de Ambite.
"Lo vemos con el debate que suscita el suspenso de los niños, porque puede traumarles", explica García Luján. "Pero necesitan aprender y eso requiere esfuerzo. Y deben prepararse para la vida y ser capaces de afrontar dificultades".
"Hoy nos dicen que tenemos que ser felices por encima de todo, pero ¿qué significa eso? ¿Es posible ser feliz sin capacidad de sacrificio, sin ser fiel a aquello en lo que crees?", se pregunta García Luján.
Si nos fiamos de las enseñanzas de El caballero de Ambite la respuesta es ‘no’. Todo lo valioso exige esfuerzo y voluntad.