Esta semana se ha visto salpicada por el debate sobre la edad de jubilación. ¿A qué edad dejamos de ser productivos en la sociedad? ¿A los 60, a los 70? Encontrar un término medio tan acertado, tan adecuado que sea apto para alcanzar la categoría de general, no es nada fácil.
Pero yo puedo y quiero afirmar un hecho que, sin lugar a dudas, pertenece a la categoría de general. Es la realidad de que, cuando las mujeres llegan a los 50 años más o menos, experimentan una reducción de jornada laboral en el empleo que defendieron durante muchos años de forma intensa y apasionada: la maternidad.
Tengas muchos o pocos hijos, los 50 vienen acompañados de los diplomas de haber superado los másteres en embarazo, parto, lactancia, primeras letras, gran parte de la educación… Y, en muchos casos, conllevan también aprender a vivir con el síndrome del nido vacío.
Un momento en el que puedes pensar: ¿Y ahora qué? Pues, amiga mía, lo que viene, conviene. Esta reducción de jornada llega justo en el momento en el que necesitas más tiempo para ti, para cuidarte físicamente. El metabolismo ya no es el que era. Es tiempo de dedicar unas horas al ejercicio moderado: pilates, gimnasia, volver a tus antiguas clases de ballet… Tus hormonas y tus cartucheras te lo agradecerán.
También es tiempo de sustituir. Ese tiempo que invertías comparando, analizando y sabiendo de memoria el precio de los pañales y cremas de culete, lo puedes emplear en un estudio de mercado sobre el ácido hialurónico, el retinol o los efectos de la vitamina C en las cremas hidratantes. Tiempo de abandonar las inmensas fuentes de macarrones y pasarse a un wok de salmón para dos. De verdad, lo que viene, conviene. También en esta etapa.
Además, estamos en ese momento en el que ya somos capaces de mirarnos a nosotras mismas con condescendencia al recordar errores del pasado. Ya nos hemos perdonado. Decía algún artículo de opinión que hacía referencia a las mujeres de 50 años, que “ya han hablado mal y bien de ti, y ya lo has superado”. Es una época en la que todo ha sido ya ubicado por el acomodador de la serenidad. Nunca hemos estado más seguras de nosotras mismas: sabemos como nunca dónde, cómo, cuándo y con quién queremos estar.
Por todo ello, este no es un mal momento para:
Es el momento en que empiezas a poder paladear la vida disfrutando de lo realmente importante. Esta semana seguirá debatiéndose si los 70 son una edad acertada para la jubilación. Maybe… Pero si estás en los 40 ó 50, tú y yo tenemos que ilusionarnos, pensando en todo lo que tenemos que estrenar cuando nos llegue la reducción de jornada. Why not?