La productividad y la eficiencia del equipo no son una broma. Con tantos de nosotros trabajando desde casa y/o moviéndonos a un modelo mixto, todos estamos buscando nuevas estrategias para mantener al equipo activo. Estas son diez estrategias para lograr un flujo de trabajo estable y la unidad de equipo.
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1Contratar personas preparadas para colaborar.
Con las personas adecuadas y el entorno adecuado para su crecimiento y desarrollo, podemos esperar mucho del equipo. Utiliza estos consejos para rodearte de personas trabajadoras y de pensamiento rápido que trabajan hacia un objetivo común.
La diversidad y la inclusión tienen enormes ventajas en el lugar de trabajo. Una mezcla más amplia de colegas con diferentes orígenes, razas y edades trae diversidad de pensamiento. Algunos estudios incluso han demostrado que las empresas con más diversidad son más productivas y muestran un resultado final más enriquecedor.
2Ser auténtico y vulnerable.
Los compañeros necesitan que seas auténtico y vulnerable, que compartas tus luchas y tus fracasos. Las dificultades muestran el camino que hay que recorrer para lograr éxitos y aprender de los fracasos.
El perfeccionismo da miedo y dificulta que la gente trabaje contigo. Crea un entorno para que el equipo se sienta más cómodo hablando. Así se comparten ideas más innovadoras y productivas, fundamentales para la excelencia.
3Establecer una meta clara y ayudar a alcanzarla.
Tu equipo necesita una lista corta de tres o cuatro objetivos claros, el proverbial discurso de ascensor (elevator pitch) por los que luchan juntos. Repite estos objetivos constantemente y asegúrate de que todos los conozcan tanto como tú.
4Definir el papel de cada persona.
Todos en el equipo deben tener claro el rol de cada persona y las habilidades únicas que tienen para respaldarla. Cuando tienen claros sus roles, se superponen menos y son más productivos. Se trata de aprender qué habilidades especiales tiene cada miembro del equipo y pedir que se capaciten entre sí para un crecimiento y aprendizaje continuos.
5Priorizar.
Necesitas evaluar lo que estás haciendo y lo que podrías evitar para dar hueco a algo más importante. Con esta filosofía, tu equipo no está desperdiciando su energía y perdiendo productividad.
6Comunicar el contexto.
Las personas necesitan la historia completa para tener éxito. Agregar esas pocas frases adicionales en un correo electrónico para explicar, por ejemplo, los antecedentes y los objetivos de un proyecto, puede marcar la diferencia en el éxito y la generación de ideas.
Cuanta más información tenga tu equipo sobre las decisiones de la dirección, más alineados y productivos estarán. Además, si tienen las herramientas y los recursos adecuados, dedicarán menos tiempo a realizar tareas irrelevantes y más tiempo a proyectos de mayor envergadura.
7Inculcar una cultura de coaching.
Proporcionar retroalimentación al equipo con regularidad y capacitarlos haciéndoles preguntas sin darles las respuestas. Cuando las personas llegan a conclusiones por sí mismas, aprenden. Y cuando las personas aprenden, se involucran y son productivas.
Si alguien tiene una habilidad que es valiosa para los demás, por ejemplo, es un genio en una plataforma de análisis, haz que sea la persona clave para el equipo y entrene a otros con preguntas. Las personas aprenden mucho observando o recibiendo comentarios de sus compañeros, no solo de sus jefes.
8Flexibiliza el horario.
Reduce el absentismo. Trabajan con menos estrés y conduce a niveles más bajos de absentismo. En la mayoría de los casos lleva a una mayor productividad. Al aportar autonomía, aumenta la confianza entre la empresa y el trabajador.
9Encontrar proyectos extensos para ayudar a los miembros del equipo a crecer.
Los equipos están más motivados y son más productivos cuando están aprendiendo nuevas habilidades y creciendo en sus roles. Comprende qué tipo de proyectos energizan a tus colaboradores y cuáles agotan sus baterías.
Luego, plantea un gran proyecto que les permita crecer, aprender y llenarles de ilusión.
10Celebrar las victorias y los fracasos del equipo.
Además de saber cuándo elogiar a tu equipo, debes asegurarte de que tus elogios sean específicos. No solo, "¡buen trabajo!", Sino también celebrar sus logros específicos. ¿Forjaron una nueva relación que marcó la diferencia? ¿Aprendieron un nuevo sistema o herramienta? ¿Batieron una fecha límite? Alábalos bien y pronto verás los resultados. La retroalimentación positiva frecuente se asocia con una mayor creatividad entre los empleados.
No olvides reconocer y celebrar los fracasos del equipo y aplaudir su voluntad de asumir un riesgo calculado. El fracaso es una oportunidad para aprender, crecer, evolucionar y ser más productivo a largo plazo. Crea un entorno en el que esté bien correr un riesgo y fallar. Concéntrate en las lecciones aprendidas y en qué mejorar la próxima vez. El resto del equipo aprenderá al ver algo que no funcionó (y cómo esa persona se recompuso).