La celebración de los santos y de los difuntos en América Latina es celebrada según costumbres prehispánicas en las cuales solían venerar a sus muertos y a las que la fe católica ha aportado todo su contenido.
Tradicionalmente estos panes eran elaborados en los conventos y los vendían fuera de las iglesias como parte del ritual para la comunión de los santos y como ofrenda doméstica para los seres queridos.
México, Perú, Bolivia y Ecuador son los principales países que en esta fiesta preparan un pan dedicado a sus finados y se lo dan como ofrenda a sus seres queridos, en las casas o cementerios.
A pesar de que cada país le da una forma y nombre distinto a este pan, el fin es el mismo. Quizás más conocido es el mexicano “pan de muerto”, que es redondo y representa una cráneo con huesos, mientras que en Perú y Bolivia elaboran los llamados “tantawawas” (en quechua) o “bebés de pan” (en español), tiene forma de persona o animal.
Un pan con historia y tradición
Los conventos tuvieron un lugar destacado en la difusión del arte de estos panes especiales, principalmente en los siglos XVII y XVIII.
Actualmente se siguen haciendo, las hermanas Clarisas Capuchinas en Yucatán (México) continúan elaborando cada año el pan de muerto para honrar a sus seres queridos difuntos.
Una receta antiquísima
En el convento venden estos panes y utilizan una receta antiquísima con más de 300 años de historia la cual fue llevada a México por las hermanas Clarisas Capuchinas de España.
Para ellas la venta de panes y otros productos elaborados allí son una fuente de sustento que les ayuda con los gastos.
En el siguiente video se muestra a las hermanas Clarisas elaborando estos panes:
Cuentan que el secreto de su exquisito pan es que además de los ingredientes básicos como huevo, mantequilla, leche, esencia de naranja utilizan ingredientes naturales sin conservantes, de buena calidad, y por supuesto muchas oraciones durante su elaboración.
Esto último es muy importante. Cuentan que elaboran el pan en un clima de oración para recordar a sus hermanos difuntos. Es como un símbolo que representa que sus difuntos aún están presentes en sus pensamientos y corazón.
Los ingredientes del pan de muerto también tienen su historia
En la época colonial para fermentar el pan no existían las levaduras actuales, sino que se utilizaban los asientos de pulque (se trata una de las bebidas fermentadas más antiguas del mundo, la cual era de uso exclusivo de la élite azteca, y muy apreciada por sus propiedades nutritivas). Era fácil de encontrar, barato y de rápida acción sobre el pan.
Otro de los ingredientes que se usa en la elaboración del pan es la mantequilla.
Por otro lado, los huevos, los cuales en otro tiempo eran un lujo que no cualquiera podía darse. Es por ello que recién se comenzó a enriquecer con huevo las masas pasado el siglo XVIII. Hubo allí una influencia de la orden religiosa de los Benedictinos.
En cuanto al agua de azahar, se trata de una especialidad de las hermanas Jerónimas y la naranja es una de las frutas que no podían faltar en el patio de los conventos ya que es resistente a climas húmedos y secos.
Receta de pan de muerto tradicional: Ingredientes
Preparación:
Variedades de pan de muerto
Una manera de referirnos al pan de muerto es por sus características especiales. Es suave, esponjoso y perfumado gracias a su agua de azahar, la cual delata su origen mediterráneo.
A pesar de que el más conocido es el clásico pan de muerto con azúcar, existe una gran variedad de estilos para deleitar el paladar.
Es así que en la Ciudad de México cada año desde el 29 de octubre hasta el 2 noviembre tiene lugar un Festival del Pan de Muerto y Chocolate donde se pueden degustar distintos panes de muerto, desde el tradicional con azúcar o con ajonjolí, o también de chocolate, decorados, rellenos de cajeta (un dulce elaborado con leche de cabra quemada con azúcar), chocolate, crema batida, frutas, almendras y muchos más.
En este video se pueden ver algunas recetas de pan de muerto con distintos sabores y decoraciones para hacer en casa:
Este pan tradicional comúnmente se puede servir como merienda o desayuno, y se puede acompañar con un chocolate frío o caliente, o también puede ser un té, una leche, un café o lo que prefieran.