“Estoy en un edificio dentro del campamento de Ravensbrück, llamado búnker. Es una prisión que también sirve como mazmorra. En este caso no hay manta ni colchón de paja, el pan se reparte cada tres días, la sopa cada cinco días …”.
Difícil ha de ser para una persona que ha sobrevivido a la pesadilla del Holocausto en un campo de concentración definir con palabras el intenso sufrimiento y la infinita crueldad ejercida sobre ella.
Geneviève de Gaulle hizo ese esfuerzo para que nadie olvidara la pesadilla que ella sufrió y de la que pudo despertar. Millones de personas nunca despertaron. Cuando la guerra terminó y regresó a un mundo que luchaba por volver a ser como antes, ella se implicó en cuerpo y alma en ayudar a los más pobres de la sociedad.
En la resistencia
Geneviève Germaine Marie Agnès de Gaulle nació el 25 de octubre de 1920 en un bonito rincón de Francia llamado Saint-Jean-de-Valériscle, en el seno de la familia De Gaulle. Su padre, Xavier, era el hermano mayor del general Charles de Gaulle.
Aún no había cumplido cinco años cuando Geneviève perdió a su madre, Germaine Gourdon, a causa de una septicemia durante un embarazo. Su padre, un ingeniero de minas, se encontró solo con tres hijos pequeños. Pocos años después se volvía a casar y ampliaba la familia con dos hijos más. La vida de los De Gaulle transcurrió como la de cualquier familia francesa que vio truncada su vida con la llegada de las tropas alemanas.
Por aquel entonces, a principios de la década de los cuarenta, Geneviève era una joven estudiante de historia que se unió a la Resistencia asumiendo el nombre en clave de Germaine Lecomte. Mientras estudiaba en la Sorbona de París, colaboraba intensamente con la organización conocida como Grupo del Museo del Hombre.
Realizó tareas de boicot, hacía de enlace entre diferentes grupos de la resistencia y escribía artículos en la red de Defensa de Francia, un periódico de una red clandestina que llevaba el mismo nombre, en el que firmaba con el seudónimo de Gallia.
Su estancia en el campo de Royallieu
El 20 de julio de 1943, la Gestapo la detuvo en una redada y fue trasladada directamente en la prisión de Fresnes y el campo de Royallieu. Seis meses después era trasladada al campo de concentración de Ravensbrück.
Allí permaneció más de un año, un tiempo en el que todo era terriblemente irreal, donde vio morir de inanición o tras crueles vejaciones, a personas como ella. Una experiencia que la marcó profundamente y que años después necesitó transmitir al mundo en un duro libro titulado La travesía de la noche.
Geneviève dio a conocer su identidad como sobrina del general De Gaulle pensando que así podría salvar su vida. Lejos de liberarla, los nazis la encerraron durante semanas en un búnker donde estuvo aislada sin poder identificar el día y la noche y sobreviviendo en situaciones lamentables.
Mientras tanto, los alemanes la utilizaron para negociar con las fuerzas francesas. A pesar de la dura experiencia, Geneviève sobrevivió a la pesadilla de Ravensbrück aunque la herida producida en su alma no desaparecería nunca. Las heridas del cuerpo intentó curarlas en Suiza donde se reencontró con su padre, que había sido nombrado Cónsul General de Francia. Geneviève sufrió durante meses las secuelas de una experiencia que la había dejado medio ciega y tan frágil como una muñeca.
Asociación de Antiguos Deportados e Internos de la Resistencia
En la primavera de 1946 se casó con Bernhard Anthonioz, un editor que también había colaborado con la resistencia en los años de guerra. La pareja, que llegó a tener cuatro hijos, intentó rehacer su vida aunque ninguno de los dos olvidó el trágico recuerdo de la guerra. Tampoco querían olvidar.
Querían que se hiciera justicia y para eso, junto a otros supervivientes de los campos de concentración, crearon la Asociación de Antiguos Deportados e Internos de la Resistencia. Escribió artículos recordando la barbarie, dio conferencias y participó como testigo en los juicios contra algunos de los nazis que fueron detenidos al finalizar la guerra.
Mujer comprometida, Geneviève trabajaba como secretaria de Estado para el desarrollo de la investigación científica del ministerio de Cultura dirigido por André Malraux, cuando conoció a un hombre que cambiaría su vida. Se trataba de un sacerdote llamado Joseph Wresinki que trabajaba con las personas más pobres de París desde su organización, Aide à Tout Détresse (ATD).
Su trabajo en ATD-Cuarto Mundo
Cuando Geneviève fue con él al barrio de chabolas de Noisy-le-Grand quedó profundamente consternada porque la mirada de desesperanza de aquellas personas le recordó a la tristeza infinita con la que había convivido en Ravensbrück. Una experiencia que no pudo obviar y no dudó en implicarse en el proyecto del padre Wresinki que años después sería rebautizado como ATD – Cuarto Mundo. Durante años, desde 1964 hasta 1998 fue su directora en Francia y trabajó intensamente para que se aprobara una ley contra la exclusión y la pobreza extrema.
Geneviève de Gaulle falleció el 14 de febrero de 2002 después de una larga vida de dolor y de entrega a los que sufrieron. Francia honró su labor condecorándola con la Cruz de Guerra y la Medalla de la Resistencia y fue la primera mujer en recibir la Gran Cruz de la Legión de Honor. En 2015 se anunció que Geneviève de Gaulle iba a ser enterrada en el Panteón de París para honrar su labor junto a otros miembros de la Resistencia. Sin embargo, su familia no quiso separarla de los restos mortales de su marido, con el que descansa eternamente. El ataúd que lleva su nombre y al que se puede honrar en el Panteón está lleno de tierra del cementerio donde está enterrada junto a Bernhard.