En lo que parece ya una provocación adrede, sin aspiración estética o recreativa más allá que la del desprecio a lo sagrado, una nueva exposición artística en Buenos Aires atacó uno de los símbolos más importantes de los cristianos: el santo rosario.
ArteBa, que se presenta como la semana más importante del arte en el calendario cultural porteño, acogió en el Arenas Studios la performance "Santa Crista" de Eduardo Hoco Huoc, curada por Diego Bianchi.
En la presentación, un intérprete que simula ser el cristo de la cruz al término de un rosario que cuelga del techo, expresa muestras de gozo sexual mientras frota las cuentas.
La imagen y el video, distribuidos por redes por las propias cuentas de la muestra, motivó inmediato rechazo y repudio, principalmente para con las autoridades públicas y las empresas que apoyan la muestra.
Pese a que la selección para ArteBa no depende de las autoridades culturales de la Ciudad, el principal blanco de los reclamos volvió a ser Enrique Avogadro, secretario de Cultura de la Ciudad. Es que la performance ocurre apenas semanas después de la también irritante para los cristianos presentación en el Teatro Colón de una adaptación anticatólica de la obra Theodora, de Händel; y una exposición en el Centro Cultural Recoleta en la que también se tergiversaron signos, imágenes religiosas y oraciones con fines provocativos.
Hace menos de un mes, ante esas expresiones, la Conferencia Episcopal Argentina había emitido un comunicado. En él pedía a las autoridades que "velen por una sociedad sana y democrática, en la que se respeten todos los símbolos sagrados, de cualquier religión que sean, tanto como se respeta y defiende la libre expresión de los artistas".
Ofensas a los cristianos
La Ciudad expresa en su constitución que asegura la "libre expresión artística y prohíbe toda censura"; pero también que "procura la calidad y jerarquía de las producciones artísticas", garantiza la "democracia cultural"; y "protege y difunde su identidad pluralista y multiétnica y sus tradiciones".
Más allá de una exposición de León Ferrari en 2004, que despertó la activa respuesta del entonces cardenal Jorge Bergoglio, fue en 2018 que se registró el inicio de una serie de agravios a la fe desde el ámbito de la cultura porteña.
En ese año, durante la inauguración de la Feria de Arte Contemporánea Argentina FACA, el secretario Avogadro participó de una intervención comiendo una torta hecha con la forma de Cristo crucificado. La obra pertenecía a una dupla de artistas que ya habían causado polémica al lanzar figuras de la cristiandad realizadas con muñecas barbies.
El propio funcionario aclaró en ese momento, al disculparse públicamente, que no tenía responsabilidad en la organización del evento, pero que los funcionarios tienen "un rol que trasciende lo personal, y por lo tanto, somos responsables de nuestras intervenciones". También dijo en ese momento que muchas veces el rol del arte, para él, es "precisamente el de incomodarnos y sacudirnos".
Desde entonces, hubo múltiples incomodidades para cristianos organizadas o apoyadas por el área cultural de la ciudad. Y pese a que existen algunos subsidios en algunos programas a actividades organizadas desde el seno de la Iglesia, y otras que sin estarlo promueven valores comunes universales, en las exposiciones y muestras más representativas la identidad plural anunciada en la constitución porteña parece no contemplar la sensibilidad de los cristianos, y mucho menos su voz.
