El papa Francisco pidió hoy que pensemos muy bien antes de tomar decisiones importantes en la vida, y ha dado algunas claves para reconocer si estas decisiones están basadas en “cimientos sólidos”.
«El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán» (v. 31)“una frase de Jesús que nos deja consternados: Establece una distinción entre las cosas penúltimas, que pasarán, y las cosas últimas, que permanecerán”, dijo el pontífice antes del rezo dominical del Angelus ante los fieles reunidos en la plaza San Pedro este 14 de noviembre de 2021.
¿En qué conviene invertir la vida?, cuestionó ¿En lo que es transitorio, o en las palabras del Señor, que permanecen para siempre?
El Papa admite que no es fácil decidir. “De hecho, las cosas que caen bajo nuestros sentidos y nos dan satisfacción inmediata nos atraen, mientras que las palabras del Señor, aunque son hermosas, van más allá de lo inmediato y requieren paciencia.
Estamos tentados de agarrarnos a lo que vemos y tocamos y nos parece más seguro, es humano, es una tentación. Pero es un engaño, porque «el cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán».
El discípulo fiel, para Jesús, es aquel que cimienta la vida sobre la roca, que es su Palabra (cfr. Mt 7, 24-27).
El fundamento de la vida, dijo el Papa, es seguir la Palabra de Dios y seguir a su Hijo.
Una clave para decidir: la caridad
Y ahora preguntémonos: ¿cuál es el centro, el corazón de la Palabra de Dios? ¿Qué es lo que, en definitiva, da solidez a la vida y jamás tendrá fin?
El Papa indica que el corazón es la caridad: “Nos lo dice San Pablo: «La caridad no pasará jamás» (1 Cor 13, 8). Quien hace el bien invierte en la eternidad.
Cuando vemos una persona generosa y servicial, apacible, paciente, que no es envidiosa, no critica, no se jacta, no se hincha de orgullo, no falta al respeto (cfr. 1 Cor 13, 4-7), esta es una persona que construye el Cielo en la tierra.
Quizá no tenga visibilidad, no haga carrera, y, sin embargo, lo que hace no se perderá. Porque el bien nunca se pierde, permanece para siempre”, añadió.
¿En qué estamos invirtiendo la vida?
El pontífice preguntó: Y nosotros, ¿en qué estamos invirtiendo la vida? ¿En cosas que pasan, como el dinero, el éxito, la apariencia, el bienestar físico? ¿Estamos apegados a las cosas terrenas como si tuviéramos que vivir aquí para siempre? La Palabra de Dios hoy nos advierte: la escena de este mundo pasa.
Y solamente permanecerá el amor. Por consiguiente, fundar la vida sobre la Palabra de Dios no es evadirse de la historia, es sumergirse en las realidades terrenas para hacerlas firmes, para transformarlas con el amor, imprimiéndoles el sello de la eternidad, el signo de Dios.
Cómo tomar una decisión importante
El Obispo de Roma indicó que cuando debe tomar una decisión definitiva, importante, piensa en qué debe hacer.
Entonces, afirma, que “antes de decidir, imaginemos que estamos ante Jesús, como al final de la vida, ante Él que es amor. Pensando allí, en su presencia, en el umbral de la eternidad, tomemos la decisión para el hoy”.
De esta manera, dijo, se debe decidir qué hacer. “Siempre mirando hacia la eternidad, siempre mirando a Jesús”.
“Quizá no sea la más fácil, la más inmediata, pero será la buena. (cfr. San Ignacio de Loyola, Ejercicios espirituales, 187).”
“Que la Virgen nos ayude a tomar las decisiones importantes de la vida como hizo ella: según el amor, según Dios”, concluyó el pontífice, que tras el Angelus saludó a varios grupos de fieles presentes en la plaza.
Escuchar el grito de los pobres
Después ha rezado el Ángelus con los fieles presentes en la Plaza de San Pedro, muchos de ellos, habían participado momentos antes en la Misa presidida por el Papa Francisco con motivo de la V Jornada Mundial de los Pobres en la Basílica Vaticana.
Francisco recordó la Jornada. “La humanidad progresa”, citando las palabras de Jesús, “pero los pobres siempre están ahí”. El Papa sostuvo que en medio a ellos, está Cristo.
Asimismo recordó que el grito de desesperación de los pobres y de la tierra, la Casa Común, se ha escuchado en la COP26, la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático de 202. Por ello, ha instado a los participantes y líderes de escuchar ese grito y actuar en consecuencia a favor del bien común.