Del 14 de noviembre de 2021 al 20 de noviembre de 2022, según las condiciones establecidas por la Iglesia católica, los fieles podrán ganar indulgencia plenaria cruzando por la Puerta Santa de la Basílica de Guadalupe en la Ciudad de México.
Este Año Santo recuerda el primer centenario (14 de noviembre de 1921) del atentado con explosivos que sufrió la tilma de San Juan Diego donde 390 años antes, el 12 de diciembre de 1531, quedó plasmada la imagen de la Virgen de Guadalupe.
Aquel 14 de noviembre de 1921 en la antigua Basílica de Guadalupe de un grupo de trabajadores que se encontraban dentro del templo mariano, salió un hombre con un ramo de flores. Caminó hacia la imagen de la Virgen de Guadalupe, colocó las flores debajo de ella y se alejó con rapidez.
Nunca se supo el autor intelectual
Poco tiempo más tarde una explosión sacudió a la Basílica, y de inmediato los fieles corrieron a atrapar al autor material del atentado. Del autor intelectual nunca se supo nada, aunque eran tiempos de la presidencia del general Álvaro Obregón, cuya postura en contra de la Iglesia era muy conocida.
Milagrosamente, la tilma quedó intacta tras el atentado que fue hecho con dinamita. Fueron dañadas las gradas del altar y los candeleros de latón. El Cristo Crucificado de hierro y bronce, que pesa 34 kilos, el cual antecedió en el altar la imagen de la Virgen, cayó retorcido al piso.
Cristo había protegido a su Madre de la destrucción que el hombre, seguramente enviado por algún superior, quería propiciar. La imagen de Nuestra Señora de Guadalupe no sufrió ningún daño; el cristal que la protegía tampoco se rompió no obstante la fuerza de la explosión.
El Cristo del Atentado
Al Cristo se le conoce como “El Cristo del Atentado” y es anualmente venerado por numerosos fieles que acuden a la Basílica nueva para saludar a Santa María de Guadalupe, madre de todos los mexicanos, y van a la Basílica antigua, que se encuentra a un costado del nuevo templo, para dar gracias a su Hijo por haber dejado la imagen intacta, para veneración de millones de personas cada año.
Para 1926, cuando inició la llamada Guerra Cristera, las autoridades de la Basílica de Guadalupe decidieron retirar del altar la tilma sagrada y esconderla dentro de un ropero de doble fondo para evitar su destrucción, pues el fanatismo en contra de la Iglesia estaba a su máxima altura en el país.
En aquel entonces, el abad de la Basílica, el padre Feliciano Cortés, decidió ocultar la imagen genuina y colocó una copia en el altar de la Antigua Basílica. Para poder quitar la tilma con la imagen original de la Guadalupana, se mandó a hacer una copia, pintada por Rafael Aguirre, la cual sustituyó a la original.
La ceremonia por la que dio inicio este Año Santo fue presidida por el cardenal Carlos Aguiar, arzobispo primado de México, sucesor del primer arzobispo de México, fray Juan de Zumárraga, quien fue testigo del milagro de las rosas y un gran defensor de los indígenas.