En medio de la catedral gótica de Manchester, Matt Corby, con su cabello castaño ondulado y de estilo pulcro, graba el videoclip de su canción Miracle love, que lleva en línea desde el pasado 27 de febrero.
Un coro de estudiantes lo acompaña en este título compuesto para resaltar los remordimientos y la nostalgia de un amor perdido. Su voz no pasa desapercibida para la crítica musical, que aplaude una interpretación cautivadora, en cualquier caso lo bastante especial para distinguirse del resto.
Con sus 28 años, este apasionado del surf y de la naturaleza ya tiene una interesante carrera a sus espaldas. Con tan solo 17 años cantaba en los escenarios One desire, del grupo carismático C3 Church Global, durante un encuentro de oración de la iglesia Hillsong. Un ejercicio que muchos cantantes australianos han hecho en su juventud. Ya entonces demostraba una presencia singular y una gran sensibilidad interior.
Con influencias del góspel, de Jeff Buckley o incluso de Lauryn Hill, Matt Corby alcanza sonoridades de una intensidad poco usual en la escena actual folk indie. Posee también un control vocal increíble que le permite mezclar timbres y vibraciones con una facilidad poco común, pasando en un instante de una suave voz de crooner a una voz casi femenina. Ha escalado varias veces hasta lo más alto de las listas australianas; su cuarto disco, Into the flame (2011), estuvo en el tercer puesto de la lista ARIA australiana y, en 2012, el cantante recibió seis veces el premio platino de la clasificación ARIA. Sus singles Brother (2011) y Resolution (2013) fueron elegidos canción del año por la misma clasificación.
Aunque no reivindica ninguna fe en particular, hay una espiritualidad indefectible en su música, un carácter que le ha permitido interpretar con gran talento títulos tan conocidos como Amazing grace y Hallelujah.