A principios de noviembre, saltó la noticia de que se había descubierto cerca de York (Inglaterra) una “Biblia” en miniatura del siglo XV. El ornamento de 5 gramos y 1,5 centímetros está moldeado con la forma de un libro abierto y el interior está adornado con grabados representando a dos santos medievales.
Una Biblia que no es una Biblia
A veces, se puede juzgar una “Biblia” por su apariencia. En especial cuando la apariencia de su cubierta no incluye ningún personaje bíblico pero sí presenta a san Leonardo de Noblac (un santo franco del siglo V) y a santa Margarita de Antioquía (una de las santas más veneradas de la Edad Media).
En pocas palabras, esta “Biblia” no es una Biblia, como declararon tanto el Daily Mailcomo la BBC. Según señaló con mucho acierto Kathleen Kennedy en su artículo para Hyperallergic, de lo que se trata es de un libro de oración. Un libro de horas, más probablemente.
El hecho de que haya grabados religiosos en el abalorio no implica en absoluto que deba representar una Biblia. Estos grabados pertenecen a una tradición iconográfica más amplia cuyo origen puede trazarse hasta a lo que el historiador de arte alemán Erwin Panofsky se refirió como “renacimientos” diferentes en el arte occidental: una serie de momentos distintivos de radical innovación artística y tecnológica durante la Edad Media que no solo hicieron posible el Renacimiento, sino que desmienten el mito de edad “oscura”.
De hecho, toda la argumentación de Panofsky se apoya en un sano escepticismo sobre estas periodizaciones históricas: ¿qué tipo de “acontecimiento” puede considerarse de verdad como divisorio entre una época y otra? ¿Cuándo empieza realmente el Renacimiento?
En resumen, este historiador del arte entiende que quizás no haya necesariamente una línea divisoria entre las culturas “medieval” y “renacentista”. Este abalorio podría ser, hasta cierto punto, otra prueba más de ello.
Varios renacimientos
Parte del razonamiento de Panofsky tiene que ver con el hecho de que pueden identificarse varios renacimientos diferentes a lo largo de la historia medieval, el primero de ellos el de la renovatio carolingia. En palabras de Panofsky:
Panofsky identifica al menos cuatro más de estos renacimientos, además de la renovatio carolingia. Uno de ellos es distintivamente anglosajón, con su manifestación artística paradigmática en el célebre Libro de Kells irlandés, el manuscrito ilustrado medieval más excelente que existe, largamente celebrado por sus miniaturas e ilustraciones a página completa.
Estética
Aunque el Libro de Kells es ciertamente una “Biblia” (después de todo, es un compendio de los cuatro Evangelios canónicos), sus innovadores logros estéticos se aplicaron ampliamente a otros objetos de uso diario, entre ellos los libros de oración, como es natural.
Según señala Kennedy, el abalorio ofrece un ejemplo perfecto de estilo preferido de joyería en la Inglaterra de finales del medievo: el grabado iconográfico. “Los anillos iconográficos, anillos grabados con imágenes de santos, eran la bisutería de la época.
Estos anillos se hacían de bronce, plata u oro, y se grababan con santos populares. Hoy quizás vistas con la sudadera de tu equipo deportivo favorito; pues la gente medieval llevaba a sus santos favoritos […] En la actualidad quedan muchas decenas, posiblemente centenares, de anillos iconográficos de la Inglaterra del siglo XV en colecciones de museos y privadas”.
Libros populares
Una vez más, Leonardo y Margarita no son personajes bíblicos. Pero sin duda se incluyen prominentemente en numerosos libros de oración diferentes. De hecho, los libros de horas eran los libros más populares de la Edad Media. Se componían de versiones más breves de oraciones diarias cantadas por frailes y monjes en conventos y monasterios.
Como el Libro de Kells, estos libros de horas a menudo se ilustraban generosamente y podían incluir incluso algunas oraciones a santos. Como es natural, si ibas a tener tu propio libro de oración, pedirías al copista que te incluyera oraciones a tus propios santos patronos (o santos por una necesidad particular) en su interior.
Conocida en su leyenda por escapar, cruz en mano, del estómago de un dragón, Margarita de Antioquía se convirtió en santa patrona de los alumbramientos. Leonardo también fue un santo asociado con el embarazo y el parto. Ya que se decía que, gracias a sus oraciones, la reina de los francos dio a luz de forma segura a un hijo varón.
Kennedy concluye que “parece probable que, de cualquier forma que se llevara, este abalorio ofrece un ejemplo, al igual que las fajas de parto, de las prácticas comunes de oración a santos específicos para pedir su intercesión y sobrevivir al embarazo y el parto”.