En la mayoría del mundo, la Navidad se ha vuelto una fecha que enloquece a miles de personas que corren tras el regalo perfecto. Se hace gastando en muchas ocasiones más de lo que el presupuesto permite. Pero también sufriendo si es que no se logra tener la mejor decoración y cena.
El verdadero sentido de la celebración del nacimiento de Jesús se ha ido perdiendo con el tiempo para muchas familias.
Al encuentro de los olvidados
Viendo esta realidad -y queriendo cambiarla- es que una vez más este año un grupo de 60 jóvenes se prepara para vivir “Navidad en la calle”. Se trata de una tradición que lleva más de 35 años ligada a la Vicaría de la Educación del Arzobispado de Santiago. Busca busca acompañar a los hermanos en situación de vulnerabilidad.
La iniciativa, que es organizada desde el área Pastoral Educativa, sale al encuentro de los olvidados. Esto con respecto a aquellos que no cuentan con un hogar, familia, ni mucho menos tienen la posibilidad de sentarse en una mesa a compartir una de las celebraciones cristianas más importantes.
Este año se realiza bajo el lema “Reencontrémonos donde nace la esperanza”. Los encargados de llevarla a cabo, junto al grupo de jóvenes, son Lucila Cornejo y Alexis Rodríguez. Ellos comentan a Aleteia lo significativo de formar parte de esta importante vivencia.
“Es una experiencia muy enriquecedora saber que nuestro trabajo tiene un impacto profundo en la vida de muchas personas. No solamente de los beneficiarios, sino que también en los jóvenes que se organizan y que esperan la Navidad para hacer un voluntariado especial, considerando que muchos dejan a sus familias ese día para vivir esta experiencia. Es un lindo regalo de Navidad”, expresa Alexis.
Lucila agrega: “Es dignificar a las personas que están olvidadas, celebrando el nacimiento de Jesús con ellos. La mayoría agradece la preocupación, el alimento, el compartir, el tiempo, la dedicación y la escucha”.
La invitación se extiende a las familias
La pandemia obligó a cambiar en el 2020, la forma de vivir la “Navidad en la calle”. Los organizadores hicieron campañas de donación y sensibilización online. Esto con el fin de llegar igualmente hasta los beneficiarios de esta iniciativa, pero de una forma distinta.
“Fue duro, porque con o sin pandemia, las necesidades de las personas siguen y por ello aprovechamos de crear una campaña que incentivó a vivir la Navidad en el barrio, con los cercanos. La idea era que si no podíamos salir y trasladarnos, al menos nos preocupáramos de ver si en nuestro entorno había algún vecino, persona mayor o familia que necesitara apoyo y compañía en esta fecha tan especial”, comenta Lucila.
Este año, nuevamente, los organizadores están invitando a sumarse desde los hogares y darle un nuevo sentido a la Navidad. Esto acogiendo a los que están solos para celebrar juntos el nacimiento de Jesús. Asimismo, sigue abierta la campaña para apoyar con donación de artículos de aseo, alimentos y regalos.
Preparando el reencuentro
Considerando las nuevas condiciones sanitarias vigentes en el país, las actividades tradicionales que identifican a “Navidad en la calle” se retomarán en algunos sectores clave de la capital.
“Como es habitual, se realizó un diagnóstico previo para definir los focos de atención en los lugares que necesitan compañía y apoyo en Navidad, la idea es acudir a puntos que no reciben atención o visitas y que se encuentran en la cercanía del centro de Santiago”, comenta Alexis.
Es así como habrá celebraciones en comedores solidarios, hospederías y un establecimiento que recibe personas con discapacidad mental. En algunos se aportará con alimentos y se participará de su preparación y entrega, en otros se realizarán actividades, juegos, música y un compartir fraterno.
Una red de amor
Los coordinadores del grupo de jóvenes voluntarios que hacen posible vivir la “Navidad en la calle” tienen el rol de supervisar la entrega de donaciones. También la logística, la preparación de cenas, decoración de los lugares a visitar, entrega de dulces a los niños, etc.
“Estoy orgulloso de que haya muchos jóvenes dispuestos a entregar su Nochebuena, dejando a sus familias y la comodidad de sus hogares. Es importante sentarse a conversar con el otro, escuchar a nuestros hermanos, compartir una oración, una comida y desearles una Feliz Navidad, eso es lo que nos mueve”, expresa Tomás.
“Más que comprar regalos, es volver a la esencia y entregar nuestro tiempo a Cristo, especialmente viendo que esto nos sirve para construir un gran pesebre y formar Iglesia desde la calle. Hay tantos cristos vulnerados en la calle que darles nuestro tiempo es la gran recompensa de Navidad”, concluye.
Para conocer más y aportar a experiencia de puede seguir en Instagram @pastoraleducativaved