Miles de migrantes han salido de sus hogares en el Triángulo Norte de América Central, de Cuba, Haití, Nicaragua, Venezuela y de países tan lejanos como Afganistán, para venir a quedarse varados y desesperados en Tapachula (Chiapas), la ciudad fronteriza de México con Guatemala.
El obispo de la diócesis de Tapachula, Jaime Calderón, había denunciado, en infinidad de ocasiones, el trato inhumano que estaban recibiendo los migrantes por parte de las autoridades mexicanas de migración. Ahora son los obispos en pleno los que lo hacen.
En un comunicado, firmado en primer lugar por el presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), el arzobispo de Monterrey, Rogelio Cabrera, los obispos denunciaron que la situación en Tapachula, ha llegado a tomar una dimensión y complejidad "alarmantes".
"Además del hacinamiento, demora en los trámites de solicitud de reconocimiento de la condición de refugiado y visa humanitaria, hostigamientos y abusos de parte de autoridades locales y federales, ahora se ha sumado la desesperación y los brotes de violencia de ellos, como respuesta a tantas promesas incumplidas de parte del Gobierno Federal".
Incumplimiento de los compromisos
Ciertamente, la crisis migratoria que enfrenta México es inédita. De enero a octubre de 2021, el país norteamericano ha recibido 108,195 peticiones de asilo. El número es muy grande pero el gobierno federal ha incumplido con los compromisos realizados con los migrantes que había hecho antes.
En especial, ha incumplido con sus traslados y regularización migratoria; lo que ha desatado una escalada de inconformidades derivando en bloqueos carreteros y conflictos con la población local. "Esto ocasiona que se ponga en riesgo la integridad física tanto de los migrantes como de la población local", denuncian los prelados mexicanos.
Los obispos narran en su comunicado diversas anomalías como la de haber dejado varadas en Mapastepec, Chiapas; lugar donde se supone llegarían autobuses para el traslado al interior del país, y que comenzó con una lista de espera de 87 migrantes y ya hay 900 esperando los vehículos
También advirtieron que muchas personas migrantes –incluyendo niños y mujeres-- han tomado la carretera costera de Chiapas en pequeños grupos o caravanas, exponiéndose al colapso por el sol, hambre, deshidratación y enfermedad y, desde luego, a la delincuencia.
En medio de esta compleja realidad, la Iglesia Católica, a través de la diócesis de Tapachula, "se ha mantenido firme en proveer de atención humanitaria a las personas migrantes; preocupada, además, por una política confusa e ineficaz del Gobierno Federal, la indiferencia del gobierno estatal y el rol de espectadores de los gobiernos municipales", dicen los obispos.
Una Iglesia solidaria
El deseo de ayudar de la Iglesia católica mexicana “es muy grande”, pero no alcanza para cumplir una tarea que necesita de la intervención decidida del gobierno federal, de los gobiernos estatales y municipales, apegada a los derechos fundamentales de las personas migrantes.
"La responsabilidad y obligación son muy claras: corresponde al Gobierno de México crear condiciones dignas para el ejercicio de todos los derechos para todas las personas de acuerdo con la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos", dice el comunicado de la CEM.
Además, los obispos mexicanos manifestaron su preocupación al detectar que personas y familias migrantes, en busca de paz y un futuro mejor, son engañadas con falsas promesas por parte de criminales y estafadores que lucran con la necesidad y el dolor de quienes desean transitar por México.
"De igual forma, recibimos con decepción la noticia de que el Gobierno de México ha decidido reanudar (junto con el de Estados Unidos) el programa MPP mejor conocido como Quédate en México, ya que este viola múltiples principios internacionales en materia de refugio y asilo".
En especial, los obispos mexicanos denuncian que el MPP es violatorio del derecho al debido proceso y a la no devolución; y no permite el debido ejercicio de los derechos fundamentales de las personas solicitantes del reconocimiento de la condición de refugiado.
Labor humanitaria
“Con profunda sinceridad deseamos que las personas en contexto de migración que se encuentran en territorio mexicano puedan ver una luz de esperanza en este valle de indiferencia, dolor y discriminación por parte de las autoridades de los tres niveles de gobierno”, termina diciendo el exhorto.
Cabe señalar que los albergues y casas del migrante de la Iglesia Católica, han continuado con su labor humanitaria de atender a las personas más pobres, migrantes, solicitantes de refugiado, personas deportadas, niñas, niños y adolescentes, sin importar credo, nacionalidad, lugar de origen o cualquier otra condición.
En otras palabras, la Iglesia ha respondido con todo lo que tiene. Ahora corresponde a los gobiernos federal, estatales y municipales, hacerlo; según dicta la Carta Magna de México, que en muchos aspectos – como en éste – es letra muerta.