El 15 de mayo de 1867 nacía en Múnich una niña llamada a ser una de las mujeres más excepcionales de la Iglesia Católica del siglo XX. Hija de dos de las familias aristocráticas más ilustres de la Vieja Europa, los Von der Leyen y la casa de Thurn und Taxis, La suya fue una vida acorde con la posición social en la que había nacido, pero pronto demostró ser una mujer profundamente piadosa y dispuesta a ayudar a los demás.
Su director espiritual dejó escrito que había conocido a Eugenia von der Leyen “los últimos doce años de su vida y estuve al tanto día a día de sus experiencias y encuentros con las apariciones…”. Igualmente destacó que había llevado “una vida santa... su caridad no conocía límites, lista para ayudar en cualquier momento y pronta a cualquier sacrificio. Todos los que la conocieron le tuvieron un gran respeto y veneración... Querida de Dios y de los hombres”.
Entra en contacto con las almas del purgatorio
Entre los años 1921 y 1929, Eugenia von der Leyen entró en contacto con las almas del Purgatorio, una experiencia mística que plasmó en su libro Mis conversaciones con las almas del Purgatorio.
Fue el mismo director espiritual quien la impulsó a poner por escrito estas visiones que había empezado a experimentar cuando tenía más de cincuenta años: “Yo declaro bajo juramento haber exhortado a la Princesa a anotar de manera clara y precisa los hechos reales vividos y, al mismo tiempo, de nunca haberle sugerido de ninguna manera mi propia visión personal de las cosas. Me declaro garante, en todas las formas, de la credibilidad de que es digno el Diario y ruego al lector conservar de la Princesa, quien ahora también descansa en la otra vida y desde luego en la visión bendita de Dios, un agradecido y venerado recuerdo".
El diario de Eugenia empieza el 9 de agosto de 1921. Desde entonces y hasta 1929, año de su muerte, dejó registrados los nombres de las almas y las experiencias que tuvo con ellas.
Algunas de las visiones
La dinastía de los Von der Leyen demostró ser una casa aristocrática de destacada devoción si hacemos caso a la lista de obispos, arzobispos, abades, abadesas, deanes y prioras que nacieron de alguna de las ramas de la misma. En la actualidad, su nombre es conocido gracias a la presidenta de la Comisión Europea, Ursula Gertrud Albrecht, casada con Heiko von der Leyen con quien tiene siete hijos.
Estas son algunas de las visiones que tuvo Eugenia de personas que ya no estaban en el mundo de los vivos pero que le reclamaban ayuda desde el Purgatorio:
“El 27 de Diciembre vino a mí el Padre Schmuttermeier en el jardín. Fue por un instante apenas, pero estoy segura de que no me engañé. El 9 de enero de 1923 lo encontré esperándome en el Oratorio, nada agradable a la vista. Le dije: "Señor Párroco, ¿Puedo ayudarle?". Me pidió una S. Misa, que fue celebrada pronto. Por la tarde lo volví a ver.”
¿Por qué rondas por aquí?
“Son las dos de la madrugada. Me desperté nuevamente con aquella sensación de saber que algo me esperaba, es algo tan vil, tan fuerte; fui capaz de encender la luz solo gracias al buen Dios que me infunde valor. De un momento a otro se apareció aquel repugnante rostro casi inclinado sobre mí, pero enseguida se alejó. Yo: "En nombre de Jesús, te ordeno que me respondas: "¿Por qué rondas por aquí?". Ella: "¡Asesiné a mi bebé!". Yo: "¿Cómo te llamas?". Ella: "Margarita". Yo: "Mandaré celebrar una S. Misa por ti y no te olvidaré. No tienes necesidad de volver". Recé con ella y desapareció. Fue algo bien duro de soportar, pero sea como Dios quiera. Si viniesen de día sería más fácil.”
¿Estas condenada?
“A la una de la mañana llegó la Ama de llaves, muerta hace un año, de quien no sé el nombre. Tenía una expresión muy triste, no se quedó mucho tiempo. Iba de un lado para otro. [...] La Ama de llaves permaneció junto a mí desde la 1 hasta las 3:30, me despertó con un lamento. Por recomendación puse la reliquia de la S. Cruz ante ella y le pregunté: "¿Estás condenada?". Respondió que no moviendo su cabeza. Luego le dije: "¡Te ordeno decirme qué es lo que quieres, no quiero verte más!". Con una voz que casi no entendía, dijo: "Siempre engañé... Párroco...". Le pedí que repitiera pues no le encontraba sentido, pero abrió la puerta y se fue.”
Extractos Mis conversaciones con las almas del Purgatorio de Eugenia von der Leyen