En el Evangelio, Juan el Bautista dice que no es digno de desatar la correa de la sandalia de Jesús. Estas palabras suelen interpretarse como un signo de humildad. Sin embargo, tienen un significado mucho más profundo.
El biblista y experto en judaísmo Frédéric Manns, de Jerusalén, subraya que la frase “no merezco desatarle las correas de sus sandalias” hay que interpretarla en un sentido jurídico.
Solo un novio
El libro bíblico del Deuteronomio (25, 5-10) habla del matrimonio por levirato, cuando se anima al hermano de un hombre que ha muerto sin hijos a casarse con una viuda.
Juan el Bautista se refiere específicamente a la ley del levirato. La sandalia es un signo del derecho a casarse con una novia.
En el Libro de Rut, Booz adquiere el derecho de redimir a Ruth, la viuda de un pariente cercano, y casarse con ella. Recibe la sandalia del difunto como credencial.
Juan el Bautista ni siquiera se merece desatar la sandalia, por lo que no se acredita como novio.
Sólo hay un novio: Jesús. Juan, en cambio, es Su amigo. Tampoco es él quien tiene el derecho de redimir a la gente del pecado. Él bautiza sólo con agua. Sólo hay un Redentor y Mesías: Jesús.
La dignidad única de Cristo
La sandalia también representa la dignidad. Juan, que está preparando al pueblo para la venida de Cristo, no es el Mesías y esta dignidad no puede ser ni será arrebatada.
El que anuncia la Buena Noticia no se lleva las sandalias, es decir, no busca la dignidad para sí mismo.
Jesús es el único Esposo de la Iglesia y mi Redentor. Pero Él quiere que yo sea su amigo, como Juan el Bautista.
¿Cómo se expresa mi amistad con Jesús? ¿Cómo cuido esta relación cada día?