Cuando se estrenó en 1946, Estados Unidos venía saliendo de la Segunda Guerra Mundial. El director de cine, Frank Capra, combinaba un mensaje ampliamente cristiano con el humor de sus películas y la actuación de James Stewart, quien había pasado por el frente de batalla y no estaba seguro de que pudiera seguir actuando tras el trauma de la guerra.
Muy poca gente asistió al estreno de It’s a wonderful life (traducida al español como “¡Qué bello es vivir!”) y prácticamente nadie la recordaba. Hasta que por la Navidad de los años setenta del siglo pasado se comenzó a emitir por televisión. Hacia fines de los ochenta, la película se convirtió en referencia obligatoria para verla en Navidad con la familia.
Han pasado 75 años desde que el ángel Clarence (interpretado por el actor británico Henry Travers) fuera enviado por Dios (tras un diálogo con san José) a impedir que Geroge Bailey (Stewart) se suicidara, tirándose de un puente tras haber entrado en bancarrota por intermediación del avaro ricachón del pequeño pueblo donde vivía: Bedford Falls.
La película de dos horas y tres minutos de duración, producida por Liberty Films y que llevaba como co-protagonista a la actriz Donna Reed –la esposa de George Bailey y madre de sus cuatro hijos—se ha convertido en una de las más vistas en toda la historia. Algunos dicen que es la película que, así como Dickens en el siglo XIX, inventó la Navidad moderna.
El comienzo marca la pauta del mensaje: la familia y los amigos de George están rezando para que Dios no lo abandone una vez que se ha ido de la casa y ha buscado la sombra del alcohol y tras chocar su auto, intentó tirarse del puente para que, con su seguro de vida, su tío y su familia puedan alcanzar el dinero suficiente para pagar las deudas de la empresa que regenteaba.
¿Cómo sería la vida sin uno de nosotros?
Dios mismo los escucha y, viéndolo con san José, le narra toda la historia previa de George a Clarence. Y lo envía a la tierra con la promesa que si lo salva y lo devuelve a su familia, este ángel que lleva en el brazo el libro de las aventuras de Tom Sawyer, no solamente va a hacer una obra maravillosa sino que va a ganarse sus alas.
La trama de la película es ampliamente conocida como para resumir en pocas líneas. Sin embargo, se trata de una película extraordinariamente bien narrada (últimamente circula su versión a color) en la que los principales valores católicos como la bondad, el ver por los demás, el sacrificio por la familia y el poder de la oración están presentes.
De hecho, en el diálogo primero entre san José y Dios queda patente el espíritu de la vida cristiana (y el humor de Capra). José le dice a Dios que necesitan voluntarios para salvar a George Bailey. El único que está disponible es "el relojero" Clarence. José le dice que tiene el coeficiente mental de un conejo, y Dios le contesta que lo que más tiene es la fe de un niño.
La misión de Clarence es mostrarle a George que hubiera pasado si él no hubiera nacido. Cómo un solo hombre bueno (aunque se haya quedado a regañadientes en Bedford Falls), que mira por los demás y tiene fe puede cambiar (de hecho cambia) la vida de muchas personas, en su caso, de un pequeño pueblo en su totalidad.
Lily Rothman de la revista Time describió la película de esta manera: "El hábil equilibrio entre fantasía, sentimentalismo y calidad hicieron que la película sobresaliera".
Y Pablo Kurt, de FilmAffinity escribió que la misión de la película "es recordarnos lo que somos alrededor de una idea no por sencilla menos genial: ver lo que serían otros si nosotros no fuéramos".