La mayoría de nosotros probablemente tengamos buenos recuerdos de reuniones familiares en la casa de nuestros abuelos o de reuniones con motivo de una boda o un bautismo familiar. En cada ocasión me destaca una imagen: mujeres de todas las generaciones en conversaciones animadas, pasando de un tema banal a lo más profundo, como si continuaran su conversación del día anterior.
Incluso si cada una de nosotras tiene un estilo o estatus de vida diferente, existe, de hecho, un apoyo mutuo y una solidaridad entre las mujeres que es impresionantemente fuerte. Es una especie de benevolencia que a veces se encuentra en grupos de oración para madres, grupos de discusión de libros de mujeres y muchos otros tipos de reuniones similares.
Sin embargo, es posible que algunas mujeres no lo aprovechen lo suficiente. Por ejemplo, las madres jóvenes que buscan consejos diarios en las redes sociales en lugar de consultar a sus familiares. Quizás sin darse cuenta, pierden la valiosa contribución y la sabiduría de quienes, como sus madres, ya han vivido las mismas experiencias antes que ellas.
Si leemos la Palabra de Dios, nos damos cuenta de que las relaciones de las mujeres juegan un papel clave. Eva no solo fue creada porque “no es bueno que un hombre esté solo”, sino que Dios también muestra cuán esenciales son las relaciones entre las mujeres. Rut ama tanto a Noemí que opta por no dejar a la madre de su esposo muerto por el resto de su vida. Cuando María se entera de su embarazo y el de Isabel, se apresura a ver a su parienta. Inmediatamente comparte el gozo de la bendición que ha recibido. En la tumba de Jesús, las mujeres se reúnen para llorar y ungir su cuerpo.
A cada una su propio grupo
Las mujeres necesitan que otras mujeres se apoyen e inspiren unas a otras. Un círculo de amigas ya brinda un espacio agradable. Tomando una taza de café, pueden discutir de manera relajada todos los temas que componen su vida diaria. Es un lugar para que se animen mutuamente, se entiendan mutuamente y crezcan junto a las demás.
Pero también puede ser un grupo estructurado reunido en torno a un estudio bíblico para profundizar su fe. Es el caso del movimiento Mothers 'Prayers. Se reúnen una vez a la semana para orar por sus hijos y los de madres de todo el mundo.
Cada mujer tiene que encontrar su propio círculo. Este puede ser una gran fortaleza no solo en la vida diaria o en el trabajo, sino también en el camino de la fe.