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Con afecto, logramos mucho más

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Guillermo Dellamary - publicado el 18/01/22
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Se nos olvida que con acciones positivas y buenos tratos, logramos mejores resultados que cuando lo hacemos con frialdad y distancia.


Cuándo hablamos de amor y de ser caritativos, resulta muy adecuado incluir los gestos de afecto para con los demás. No basta dar, hay que saberlo manifestar de una forma adecuada. Pues en el modo de dar también se encuentra el modo de recibir.

Se habla de que hay sociedades más frías frente a otras más cálidas. Lo que implica que hay personas, en lo general, con una mayor expresividad de afecto que otras.
De igual manera, hay familias y personas que expresan más y de mejor forma sus afectos, que otras que reducen y limitan sus modos de interactuar, casi sin afectos.

Se han estudiado diversos tipos de expresión afectiva a lo largo del planeta. Efectivamente, se ha encontrado que existe la tendencia a que las culturas más del norte, con temperaturas más frías, sí expresan menos sus afectos directos, en comparación con las más mediterráneas y tropicales. Hasta se llega a decir que son de sangre más caliente, lo que quiere decir que las maneras de saludar y de festejar un encuentro, con familiares y amigos, es mucho más directa, estrecha y entusiasta que las que mantienen una mayor distancia y casi sin tocar o abrazar a los demás.

Incluso, el sentirse querido por un familiar, tiene mucho que ver con esas expresiones afectivas. Pues cuanto más confirmas que amas y aprecias a una persona, más le manifiestas los afectos con confianza, llegando incluso a las caricias y muestras específicas de cariño incluyendo los besos.

En cambio, lo opuesto es no permitir que se acerquen demasiado, que te toquen y mucho menos que se den gestos que sólo se expresan con ciertas personas muy íntimas.

Por qué medios expresamos afecto

Las expresiones de afecto no son sólo corporales: abrazos, caricias y besos. Tienen que ver también con el tono de voz, la mirada y la forma de tratar a alguien. De aquí que la actitud, en este sentido, cuenta mucho en el momento de relacionarnos con los demás.

Pregúntate cómo expresas tus afectos y de qué manera estás habituad@ a hablarles y acercarte a las personas que más quieres. Compara qué tantas diferencias haces con las personas que te son indiferentes, aunque sean familiares y compañeros de trabajo.

Pero reflexiona sobre la honestidad con la que los expresas. Y sobre todo, lo que manifiestas, con las personas que no te agradan o especialmente con las que te han hecho algo incómodo y molesto.

Obsérvate la constancia y congruencia de tu afectividad y corrobora el cómo estás tratando a los demás.

Muchos sabios educadores han confirmado que se logra mucho más corrigiendo los errores y malas conductas con afecto que con regaños, castigos, agresiones y malos tratos.

Hablamos mucho del amor y de la caridad, pero descuidamos la manera de hacerlo bien, y esa es la fórmula correcta, hacerlo con afecto.

El tono de voz que utilizamos para solicitar un servicio por móvil o en persona, cuenta mucho para interpretar tus estados de ánimo. Si los haces de un modo rudo, frío, exigente o de plano reclamando. O si lo haces con suavidad, dulzura, respeto y desde luego haciendo sentir cómoda y bien tratada a cualquier persona que interactúe contigo. O caes en esa frialdad humana, que indica que ni le importas ni consideras su presencia.

Hay más posibilidades de arreglar los conflictos humanos y los desacuerdos, de una forma más afectiva, que permitiendo y fomentando la agresividad y las muestras de desinterés y rechazo.

Si observamos bien y tomamos en cuenta este maravilloso gesto humano, los grandes líderes y destacadas personalidades suelen ser muy honestos y consistentes en las expresiones afectivas.

Sin miedo

Una persona más tranquila, alegre y segura de sí misma, no tiene miedo a expresar y recibir los afectos de los demás. Evidentemente sin faltar al respeto o caer en la seducción y la sensualidad. Estas dos últimas, suelen estar más bien ligadas a personas con problemas de personalidad del tipo narcisistas y con propensión a ser manipuladores e hipócritas.

Así que ahora vale la pena tomar muy en cuenta que vas a lograr mucho más con un trato afectivo, educado y cortés que con los malos modos, la frialdad y la distancia emocional que rayan más en la indiferencia y el desinterés.

No necesariamente ser afectivo te hace una persona amorosa y caritativa; pero toda persona plena de amor es afectiva. Claro, a su manera y acorde a sus costumbres y cultura. Pero bien se nota que sabe expresar sus afectos y recibirlos también.

Cuando se tiene afecto, no se lastima ni ofende a las personas amadas. Ahora sí, a practicar el afecto.

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