A veces, ese frío invierno se traduce en:
Ahora que las casas tienen las calefacciones encendidas, las chimeneas desprenden un cálido calor de hogar, puede ser un buen momento para mirar a través del cristal de nuestra relación y ver qué hay dentro del corazón de la persona que más queremos.
Si conseguimos desempañar ese cristal y descubrir qué hay detrás, podremos iniciar esa conversación que teníamos pendiente del año pasado y que no nos atrevemos a sacar, o buscar ese rato con nuestra pareja para ponernos al día de nuestros anhelos y preocupaciones o, por qué no, compartir nuestros proyectos personales y profesionales, nuestra lista de deseos para el 2022.
Que no se llegue a congelar ninguna familia
Puede que te parezca muy simple pero ese frío mantenido en el tiempo, hiela el corazón de las personas y ¡no nos podemos permitir familias congeladas!!!
En el Instituto Coincidir somos testigos de cómo ese frío va destruyendo a las familias, va desolando los corazones que en su momento eran de enamorados y ahora no se reconocen, o si acaso, se miran desde el distanciamiento, a veces desde una relación de simple amistad, o una relación fraternal, pero no como un corazón apasionado y fecundo capaz de amar al esposo o esposa en el matrimonio como Dios lo pensó.
Vivimos tiempos en los que el confinamiento por contagio puede convertirse en un confinamiento del corazón, donde el buscar el bienestar personal se puede convertir en un no desarrollar el compromiso que en su día adquirimos al formar una familia.
Si somos capaces de hacer lo que sea por un amigo, cuánto más podremos hacer por alguien de nuestra familia, por nuestros seres queridos.
Avivar ese calor de hogar es dedicar tiempo a los nuestros, redescubrir a mi pareja, a mis hijos, a mis padres como alguien a quien querer de verdad. Poder disfrutar de esa calidez de corazón en nuestras relaciones, es la vitamina que necesitan las familias para lucir en esta sociedad que tanto fomenta el individualismo y la búsqueda de la felicidad personal como sea.
Por eso, al convivir en familia podemos nutrir esa chimenea de calor, practicando una sonrisa a nuestro esposo o esposa, o una mirada de cariño a nuestros hijos permitiéndonos así, vivir con otra actitud, la actitud y la seguridad de sentirnos queridos.
Para que el hogar sea cálido
Del mismo modo que la pandemia nos está ocasionando dificultades, sepamos ver las oportunidades que también nos trae, pasar más tiempo juntos en familia, practicar la paciencia, el diálogo, los gestos de cariño, etc… Permitirnos cultivar un corazón capaz de calentar nuestro hogar, aunque sea con pequeños gestos.
Te propongo que le des una vuelta a esta reflexión y te plantees: ¿Qué puedo hacer hoy para dar calor a los míos?
Porque como dice el papa Francisco en Amoris Laetitia, “aprender a querer a alguien no es algo que se improvisa”.