San Lesmes fue un monje benedictino de origen francés. Vivió aproximadamente entre el 1035 y el 1097. Su nombre en español medieval es Adelhem o Adelelme y en francés es Aleaume.
Nació en Loudun (Poitou, Francia) en una familia rica. Pero ya de joven repartió su riqueza entre los pobres y emprendió un peregrinaje a Roma con ropas de siervo.
Se hizo monje y llegó a ser abad del monasterio de Chaise-Dieu, en la región de Auvernia.
La reina Constanza de Borgoña, esposa del rey Alfonso VI, lo llamó a Castilla para que sustituyera la liturgia mozárabe por la romana.
Ya en Burgos, fundó el monasterio benedictino de san Juan Evangelista y allí atendía a los peregrinos del Camino de Santiago. Se dedicó especialmente a los pobres y enfermos.
Santo patrón
San Lesmes es patrón de la ciudad de Burgos.
Oración (de la Novena a san Lesmes)
Dios Todopoderoso y eterno, que llenaste de tu amor el corazón de san Lesmes Abad, escucha nuestra oración y danos tu amor.
A ejemplo suyo, haznos descubrir y servir a Jesucristo, tu Hijo, en nuestros hermanos pobres y peregrinos.
Que en su escuela aprendamos a responder con generosidad a la vocación a la que nos llamas, a acoger sin prejuicios a los que se acercan a nosotros y a grabar a fuego en nuestra mente aquellas palabras: “Quien a vosotros os acoge, a mí me acoge”.
Por su intercesión, libra nuestras almas del odio, del egoísmo y la indiferencia. Haz que todos recordemos que somos peregrinos por este mundo y que un día seremos juzgados sobre el amor.
Danos, Señor Jesús, el Espíritu de silencio, oración y penitencia que llenó la vida de san Lesmes Abad.
Que en el diálogo íntimo contigo y en la participación en la mesa eucarística encontremos la fuerza para sostener y dar sentido a nuestras labores cotidianas.
Que así como san Lesmes repartió el pan a los pobres, también hoy compartamos con generosidad nuestros bienes con los necesitados.
Que el pan de la Eucaristía sacie a todo aquellos que le buscan con sincero corazón.
Oh Dios, que quieres la salvación de todos, regálanos los pastores, los sacerdotes, los religiosas y los laicos que tanto necesitamos. Que sean entre nosotros discípulos misioneros y los primeros testigos de tu amor.
María, Virgen peregrina y Reina de la Paz, obtén para nuestro mundo, el amor y la paz. Así sea.