El Video del Papa de febrero acaba de salir a la luz con la intención de oración que Francisco confía a toda la Iglesia Católica a través de la Red Mundial de Oración del Papa. Este mes, el Santo Padre agradece la misión y la valentía de las mujeres religiosas y consagradas, al tiempo que pide rezar por ellas “para que sigan encontrando nuevas respuestas frente a los desafíos del tiempo actual”.
En esta edición, que contó con el apoyo y la colaboración de la Unión Internacional de Superioras Generales (UISG), que reúne más de 1900 congregaciones religiosas, Francisco reivindica el papel de las mujeres que se dedican a la vida consagrada y su mensaje es contundente: “¿Qué sería la Iglesia sin las religiosas y laicas consagradas? No se puede entender la Iglesia sin ellas.”
Según las estadísticas que publicó la agencia Fides en el 2021, hay más de 630 mil mujeres religiosas en todo el mundo.
Opción preferencial por los pobres y marginados
En sintonía con el mensaje que ha reiterado en innumerables ocasiones a lo largo de su pontificado, Francisco les pide a las mujeres y religiosas consagradas que centren su labor apostólica haciendo “incidencia con los pobres, con los marginados, con todos los que están esclavizados por los traficantes”.
El Video del Papa de este mes, con videos y fotografías, relata su compromiso en el terreno: en medio de los pueblos indígenas, junto a los niños en situación de calle, en los pueblos donde faltan alimentos y medicamentos, entre los migrantes y los desempleados, junto a las víctimas de la trata. Sin olvidar su gran aporte intelectual y civil: las religiosas y consagradas enseñan en las universidades, participan en las cumbres internacionales sobre el medio ambiente e intentan mediar en las crisis políticas.
Las religiosas y consagradas en la vida de la Iglesia
En el Video del Papa, Francisco también reconoce que, algunas veces, las mujeres religiosas son “injustamente tratadas, incluso dentro de la Iglesia”. Por eso las llama a luchar contra ello y a no desanimarse; les pide que sigan mostrando “la belleza del amor y la compasión de Dios como catequistas, teólogas, acompañantes espirituales”, y “a través de las obras apostólicas que realizan.”