El papa Francisco tuvo palabras de ánimo para los jóvenes que quieren abrazar la vida consagrada, pero que son incomprendidos: “Si al menos fuera feo o fea..., es un desperdicio”. Eso creemos”.
Una visión a menudo difundida entre familiares, amigos y conocidos. “El mundo lo ve a menudo como un "desperdicio": "Pero mira, ese chico que es tan bueno, quiere hacerse monje", o "una chica que es tan buena, quiere hacerse monja... Es un desperdicio”.
Francisco ha querido cuestionar esa visión mundana durante la misa con motivo de la XXVI Jornada Mundial de la Vida Consagrada celebrada en la Basílica de San Pedro, este miércoles, 2 de febrero de 2022.
“Tal vez el mundo” vea la vida consagrada “como una realidad del pasado, algo inútil. Pero, ¿qué vemos nosotros, la comunidad cristiana, los religiosos y las religiosas?, cuestionó el Papa en su homilía con los miembros de los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica.
Los ojos de los consagrados ancianos
¿Miramos hacia atrás, nostálgicos de lo que ya no existe, o somos capaces de una mirada de fe hacia delante, proyectada hacia dentro y hacia fuera? Tener la sabiduría de mirar -esto lo da el Espíritu-: mirar bien, medir bien las distancias, comprender las realidades”.
Por eso, en contraposición a las miradas del mundo que ven la vocación como un desperdicio, el líder de la Iglesia Católica instó a pensar en los ojos diáfanos de los ancianos consagrados, “que con ojos brillantes siguen sonriendo, dando esperanza a los jóvenes”.
“Pensamos - continuó - en las veces que nos hemos encontrado con miradas similares y bendecimos a Dios por ello. Son miradas de esperanza, abiertas al futuro. Y tal vez nos haga bien, en estos días, tener un encuentro, visitar a nuestros hermanos religiosos mayores, verlos, hablar, preguntar, escuchar lo que piensan. Creo que será una buena medicina.”.
La vida consagrada una riqueza
El Papa Francisco en 2020 había insistido en que la vida consagrada “vale más que todas las riquezas del mundo”. Pues los consagrados “son hombres y mujeres sencillos que han visto el tesoro”.
Por eso dejaron “cosas preciosas, como los bienes, como formar una familia”. Y “¿por qué lo han hecho?”. Francisco decía: “Porque se han enamorado de Jesús, han visto todo en Él y, cautivados por su mirada, han dejado lo demás”. La vida consagrada es esta visión”.
El Papa asegura que la vida religiosa sale de las lógicas del mundo y de una visión mundana: el éxito, el consuelo afectivo, el poner en primer lugar el propio deseo o lo que se quiere. En definitiva salir del propio “yo” para abrazar la gracia de Dios.