Territorio “cristero” por excelencia, la Catedral Basílica ocupa el segundo lugar en cuanto al número de peregrinos que la visitan anualmente con poco más de cinco millones de personas que van a postrarse a los pies de la Virgen, “la San Juanita” como le llama el lenguaje popular. Es el segundo santuario mariano más visitado de México, sólo detrás de la Basílica de Guadalupe.
Junto con el 2 de febrero, las peregrinaciones a San Juan de los Lagos –donde celebró una Misa multitudinaria San Juan Pablo II en 1990—se multiplican a lo largo del año, tomando otras dos fechas principales: el 8 de diciembre y el 15 de agosto, por la Inmaculada Concepción y la Asunción de la Virgen María a los cielos.
Condiciones precarias
Como sucede en gran parte de las peregrinaciones que se llevan a cabo en México, las condiciones de viaje de muchos peregrinos son bastante precarias, a menudo organizadas por personas sin preparación profesional para llevarlas a cabo, a pie, en autobús, en furgonetas alquiladas, las procesiones se suelen ver al filo de las autopistas, o apiñadas en vehículos no siempre adecuados.
El sábado 29 de enero, de camino a San Juan de los Lagos, una camioneta cerrada que transportaba peregrinos desde el pueblo de Temoaya (en el Estado de México) hacia la Basílica, para las fiestas de “La Candelaria”, volcó en un tramo recto de la autopista León-Aguascalientes, dejando un saldo de 13 peregrinos muertos y 10 lesionados, algunos de ellos graves.
Los peregrinos, vecinos de las comunidades de San Lorenzo Oyamel y Molino Abajo, en el Municipio de Temoaya, habían encomendado su camino a un chófer que, según las primeras investigaciones, pudo haberse quedado dormido al volante. La furgoneta cayó en una pequeña hondonada que divide los dos cuerpos de la autopista y, tras volcarse, terminó impactando contra un muro de contención y un canal de desagüe de la cercana comunidad de Las Cruces.
Si bien la empresa contratada a la que pertenecía esta furgoneta es una empresa de transportes turísticos autorizada (ha anunciado en su portal de internet que todos los pasajeros contaban con seguro en caso de accidente) y se trataba de un chofer capacitado, lo cierto es que no era un vehículo que pudiera transportar a tantas personas como iban en él.
Esta es una constante de las peregrinaciones en México. Por un lado, el celo de los peregrinos por acudir a postrarse a los pies de la “Morenita del Tepeyac” o de la “San Juanita”, por el otro, las condiciones a las que se exponen en el camino, muchas veces ocasionadas por la impericia de quienes los cuidan en su viaje.
En el caso de los peregrinos de Temoaya, habían salido las primeras horas de la madrugada del sábado 29 con destino a San Juan de los Lagos, donde pensaban llegar aproximadamente a las 8 de la mañana para, después de hacerle una vista a la Nuestra Señora de San Juan de los Lagos, regresar el domingo 30, también a primera hora de la madrugada.
México: país de peregrinos
Con ser el segundo país con el mayor número de católicos del mundo (100 millones que viven en el territorio nacional y cerca de 30 millones que viven o trabajan en Estados Unidos), la religiosidad popular ha tomado una enorme presencia que se manifiesta en las cinco peregrinaciones más grandes de México.
La primera de todas es la peregrinación a la Basílica de Guadalupe, que en años anteriores a la pandemia recibía a 22 millones de peregrinos anualmente, con la fecha máxima del 12 de diciembre. La segunda, como ya se ha dicho, es a San Juan de los Lagos, que también antes de la pandemia recibía a 5.5 millones de personas cada año, sobre todo el 2 de febrero, 15 de agosto y 8 de diciembre.
Las otras peregrinaciones multitudinarias son al Santo Niño de Atocha, que está en la comunidad de Plateros, a cinco kilómetros de Fresnillo (Zacatecas); al Cristo de la Montaña del Cubilete (Cristo Rey) en Silao (Guanajuato) y, finalmente, al Santuario de Nuestro Señor de Chalma, en el Estado de México.