El papa Francisco ha recibido hoy en el Vaticano a los miembros de la Fundación "Casa dello Spiritu Santo e delle Arti". Se trata de una organización sin ánimo de lucro fundada en Milán, Italia, en 2012, para promover la dignidad de las personas más frágiles.
Este viernes 4 de febrero, el pontífice ha jugado con niños refugiados, saludado a madres solteras, artistas migrantes y presos. El Papa dijo que eran una "semilla de esperanza". Entretanto, lució complacido y conmovido al recibir un regalo 'especial' de las manos de un artesano en silla de ruedas.
El “violín del mar” es un instrumento colorado construido en el laboratorio de carpintería de la cárcel de Opera en Milán con la madera de los barcos naufragados, arenados, destartalados, despedazados en las costas de Lampedusa.
Luego una melodía interpretada por este particular violín se elevó en la Sala Clementina del Vaticano esta mañana para clamar al cielo por la suerte de mujeres, niños, migrantes que jamás cumplieron su sueño de escapar del hambre, el dolor y la desesperación.
El instrumento sonó las notas escritas por el maestro Nicola Piovani -ganador de un Oscar (1999) a la mejor partitura de cine por La vida es bella- que se inspiró en las gargantas ahogadas de los migrantes que ya no podrán contar su historia y ya no podrán pedir amparo o justicia.
Una orquesta multiétnica formada por jóvenes gitanos y de diversas nacionalidades (Argentina, República Democrática del Congo, Papúa Nueva Guinea, Siria) han dado calor a las palabras del Papa sobre el valor cristiano de la acogida y la misericordia.
Así, el Papa aplaudió las actividades artesanales de los internos de las cárceles de San Vittore y de Opera en Milán, así como de Alba, en la provincia de Cuneo, Italia.
El Papa invitó a los presentes a seguir siendo semillas de esperanza, pues con "vuestro trabajo y vuestro testimonio dais señales que se oponen a la cultura del descarte, que por desgracia está muy extendida”.
Por eso, instó a estos artesanos de esperanza a seguir intentado construir con las 'piedras desechadas', "una casa donde haya un clima de amistad social, de fraternidad".
Y confirmando que "no todo es fácil, lo sabemos, no todo son "rosas y flores". Cada uno de nosotros tiene sus límites, sus errores y sus pecados. Todos nosotros. Pero la misericordia de Dios es mayor, y si nos acogemos como hermanos, Él nos perdona y nos ayuda a seguir adelante", abundó.
Los reclusos descuentan su penas, mientras persiguen un horizonte de rescate a través de la fabricación de violines, además hacen hostias, producen vino para la misa y realizan trabajos de carpintería, "como San José y Jesús", hizo notar el Papa.
No es la primera vez que la fundación "Casa dello Spirito e delle Arti", que cumple 10 años de existencia, se encuentra con el El Papa Francisco: en 2014, bendijo para ellos la famosa cruz de Lampedusa, también hecha con la madera de las embarcaciones de los migrantes.