Lo sucedido con el joven congoleño Moïse Kabagambe, asistido por Cáritas desde su llegada a Sudamérica, llenó de dolor a Brasil y hasta motivó un fuerte pronunciamiento de la Conferencia Nacional de Obispos, CNBB, junto a otras organizaciones. Este joven extranjero fue asesinado en un parador de una playa de Río de Janeiro.
También generó consternación el caso de otro brasileño afrodescendiente llamado Durval Teófilo, también asesinado en Río de Janeiro.
Sin embargo, más allá del repudio ante tanta violencia, lo sucedido recientemente en una iglesia de Curitiba tampoco tiene justificación.
Tal cual recuerdan algunos medios locales como Folha de S. Paulo, en el sitio religioso un grupo de manifestantes ingresó el sábado 5 de febrero para protestar contra el racismo y la xenofobia.
¿Qué ocurrió dentro de la Iglesia?
La situación generada por los manifestantes motivó a la propia Arquidiócesis de Curitiba a emitir un comunicado con respecto a lo sucedido dentro de la iglesia, que se dio mientras se celebraba la misa.
“Cuando se les pidió que no interrumpieran el momento litúrgico, los líderes del grupo instaron a un comportamiento invasivo, irrespetuoso y grotesco”, se indicó.
Imágenes difundidas, tanto a través de redes sociales como diversos medios, así lo confirman.
Ante esto la Arquidiócesis insistió: “Es cierto que la cuestión racial en Brasil aún requiere mucha reflexión y análisis honesto, que promuevan políticas públicas con miras a contemplar la igualdad de derechos de todos. Pero no es menos cierto que la justicia y la paz nunca se lograrán con la intemperancia o la impulsividad desequilibrada”.
Un lugar de respeto
También se aclaró que desde su inauguración (1737), la Iglesia Nuestra Señora del Rosario de los Negros “ha sido siempre un lugar de veneración y celebración de la fe”.
“Fueron los esclavos quienes lo construyeron. Hoy en día, muchos afrodescendientes lo visitan. Y lo hacen en grupo o individualmente. Siempre sobresalieron en un profundo respeto, incluso cuando no eran católicos”, se agregó.
Es por eso que, ante agresiones e insultos, generó indignación. “La posición de la Arquidiócesis de Curitiba es de repudio ante la profanación injuriosa. La Ley y la libre ciudadanía también fueron atacadas. Por otro lado, no se pretende ‘politizar’, ‘partidizar’ o exacerbar reacciones. Los enfrentamientos no son pacificadores. Lo que ahora se quiere es salvaguardar la dignidad de la maravillosa, y también dolorosa, historia de ese Templo”, finalizó el mensaje firmado por el arzobispo de Curitiba, José Antonio Peruzzo.