Una vida dura, que culminó en un cáncer que no lo dejará escapar: el Papa Francisco contó, hace unos días, la hermosa historia de solidaridad que nació en torno a un joven migrante de Ghana, John Badri. Se trata de un migrante de 25 años que había encontrado una nueva vida y un trabajo en una bodega en Vignale Monferrato, en la provincia de Asti (Italia).
El último deseo
Una terrible enfermedad del hígado lo golpeó y solo pedía volver a abrazar a su papá antes de morir. En su tierra, en los brazos de la gente que no había visto en años. Vignale, entonces, se unió a esta frágil vida, para ayudar a hacer realidad su último deseo.
Las señales de las torturas
Famiglia Cristiana (6 de febrero) fue al país de John porque para algunos este hombre es una especie de "santo de a pie".
«John Badri llegó aquí desde Ghana a través de Libia. Allí permaneció dos años, sometido a torturas que aún conservan las marcas en su cuerpo», explica Gabriella Roato, propietaria de la bodega donde trabajaba el joven ghanés. «En su largo peregrinar luego llegó hasta aquí. Una historia lamentable como muchas otras. Aquí vivía con uno de sus compatriotas, uno de nuestros empleados, en un apartamento de la parroquia».
El descubrimiento del cáncer
En un momento determinado, el joven migrante que cita el Papa Francisco comenzó a sentirse muy mal, “y lamentablemente cuando le descubrieron el tumor hepático que lo había golpeado violentamente, ya estaba en la cuarta etapa de la enfermedad. Desde el punto de vista médico y quirúrgico, ya no había nada más que hacer”.
La profunda fe de John
John es católico, asistía a la parroquia y todos lo conocían. Durante el día recorría el pueblo en bicicleta, la gente lo había recibido con simpatía. “Cuando comenzó a sentirse más enfermo, solía venir a la iglesia a orar. Pero, sobre todo, me dejó acompañarlo en la oración durante los meses en los que el hospital Casale Monferrato lo había internado en el hospital para enfermedades terminales”, explica Gian Mario Cotti, representante de la parroquia y del municipio, con un brillo en los ojos.
El “regalo”
Don Andrea Tancini, párroco de Vignale, cuenta las "confesiones" que le hizo Gabriella. “Ella es la que más ha hecho por John desde que se enfermó. Pero ella es modesta…», dice. “Fue ella quien le preguntó al chico en diciembre pasado qué quería como regalo de Navidad. Y él: “Me gustaría ir a casa de mi padre”. Se había dado cuenta de que sus esperanzas se estaban reduciendo rápidamente. Era una guerra contra el tiempo: con los días contados todos se dispusieron a ayudar a John a volver a su hogar en Ghana». Y Juan ya está en su tierra gracias a una gran colecta que se ha hecho en el pueblo.