Nicholas DiMarzio, obispo de Brooklyn se puso en contacto con la Comunidad Católica de Shalom, para poder establecer una misión en Williamsburg, Brooklyn. Una zona que la misma comunidad de Shalom denomina "zona muerta para la fe". Es una de las áreas del mundo con mayor número de millenials.
La misión se fundó el 22 de octubre de 2020, “el día de San Juan Pablo II, un santo muy querido por este carisma de nueva evangelización”, explican desde Shalom. Ha contado con “la ofrenda de vida de cinco jóvenes misioneros de Brasil, Francia, México y Estados Unidos, entre ellos un sacerdote responsable de la misión, formador y pastor de la iglesia”.
Según explican, en este año, en una gran ciudad como Nueva York, “los misioneros sienten que están bajo una llamada similar a la de San Pablo en Roma, ya que Nueva York puede ser considerada hoy en día la Roma de la época de San Pablo”.
Un año de evangelización. Así es su trabajo
San Francisco de Asís es la gran influencia de esta comunidad y eso es lo que los misioneros han querido hacer este año en Brooklyn: seguir su estilo de vida.
“La mayoría de los que asisten a San Damiano para el grupo de oración y otras actividades son católicos. Sin embargo, hay personas de diferentes religiones como judía, musulmana, sikh, agnóstica, ortodoxa, protestante y ateos que han venido a tomar un café, salir a caminar, hablar e incluso rezar”, explica la Comunidad Shalom.
Por eso, afirman, el objetivo es “que su casa se convierta cada vez más en un lugar de paz y de encuentro con la belleza que atrae a todos a través del amor y la misericordia”.
¿Sencillez y Humildad en Nueva York?
Para la Comunidad Shalom esta gran contradicción es su gran atractivo: “Las personas se sienten atraídas por lo que provoca esplendor, pero al mismo tiempo, la sencillez atrae. Es atractivo ver a los que tienen una fe fuerte viviendo como hermanos y hermanas, como personas humildes que dan gratis lo que han recibido sin pagar”.
“En una ciudad donde todo el mundo corre, llama la atención encontrarse con alguien que está disponible y tiene tiempo no solo para hablar sino para escucharte”, explican y por eso solo quieren estar disponibles: “Estar cerca del pueblo de Dios como amigos”.
Necesidad de creatividad
El Espíritu Santo juega en su ayuda, porque necesitan ser creativos en una ciudad tan “espectacular”: “En esta metrópoli todo está organizado con tanta calidad, intensidad y creatividad. Por eso, todas las ideas y la audacia para la evangelización de Nueva York deben provenir del Espíritu de Dios. Él es el santificador, consolador, inflamador, sanador de todos los corazones atribulados”, explican.
“La gente tiene mucha sed de Dios, aunque también es una realidad que muchos jóvenes no quieren ir a la iglesia. Cada vez que ven la alegría de los misioneros consagrados tienen curiosidad y se abren a un momento de oración y de compartir”, dicen, palpando una realidad que denuncian: “La gente siempre está rodeada de otras personas pero en el fondo se siente sola”.
Las ideologías también son un gran desafío para estos misioneros: “El consumismo, el relativismo o el género, pero la Comunidad se siente responsable de llevar a las personas a la libertad de pertenecer a Cristo”.
Este es su trabajo: