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Hispanoamérica reza por Ucrania, por la paz y el perdón

UKRAINE
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Esteban Pittaro - publicado el 01/03/22
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La oración de perdón de la comunidad ucraniana más grande de hispanoamérica

En América Latina existen dos eparquías de la Iglesia Católica Ucraniana y una arhchieparquía. En Brasil la Achieparquía de Curitiba y la Eparquía de Prudentópolis, y en la Argentina la Eparquía Santa María del Patrocinio en Buenos Aires. En América, los fieles de este rito cuentan además con cuatro eparquías en Estados Unidos y cinco en Canadá.

En la única de estas en territorio hispano, la de Buenos Aires, las liturgias para rezar por la paz estos días han sido de una intensidad especial. En particular en su catedral Nuestra Señora del Patrocinio de Buenos Aires.

Este domingo, mientras durísimas imágenes del asedio a Kiev y las ciudades y pueblos de Ucrania daban cuenta del horror en las redes sociales y la televisión, fieles de este rito, a los que se les sumaron de manera presencial y virtual otros de rito latino, se congregaron a rezar por la Paz e iniciar juntos, de acuerdo al rito oriental, a cuaresma.

Es que la Iglesia Greco Católica de Occidente celebró el domingo el Domingo del Perdón. Y tras él, el inicio de la gran cuaresma para los fieles orientales es el lunes, a diferencia de los de rito latino, quienes lo celebran el miércoles.

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Por eso, invitó durante la ceremonia el párroco Nazariy Kashchak, los ucranianos pueden empezar “el ayuno por la paz y la conversión de los corazones” el propio lunes.

Perdonar a nuestros enemigos y librarnos del odio

La oración por la Paz convocada durante la semana, coincidió providencialmente con el denominado Domingo del Perdón.

Y aclaró el celebrante en la homilía: “Cuesta mucho perdonar a alguien cuando te lastima, cuando te hace daño. Pero en la Ectenia, la letanía, pedimos para librarnos de toda ira, de todo rencor, de toda tristeza y angustia. Pedimos, entonces, que en lugar de condenar y juzgar, aprendamos a rezar. Al rezar por el prójimo que lastima, le estamos dando poder a alguien que tiene poder por sobre todas las cosas, que es el mismo Dios. Colocamos en su mano todo lo que forma parte de nuestra vida. No hay nada más grande que colocar en manos de Dios todo lo que forma parte de nuestra vida. ¿Entonces qué podemos hacer hoy? Colocar en las manos de Dios a nuestros enemigos. No guardarse rencor, librarnos, porque eso que genera odio, genera muerte, genera destrucción. Y buscar lo que es de Dios”.

Con ayuno y oración expulsar estos demonios

“Es lo que estamos atravesando en este momento nosotros los ucranianos, nacidos en Ucrania, y descendientes de ucranianos. Estamos viviendo con dolor lo que está atravesando la nación ucraniana a causa de una persona ávida de poder, ambiciosa, que no teme a Dios, al prójimo, solo sus propios intereses, generando, provocando la destrucción de una nación, la nación ucraniana, y también la de su propio pueblo”, explicó el padre Nazariy, descendiente de ucranianos.

Y recordó el pasaje del Evangelio en el que Jesús aclara que ciertos demonios, con los que los apóstoles no habían podido lidiar, solo era posible expulsarlos con el ayuno y la oración (N. del A: La palabra ayuno no aparece en algunas traducciones, pero sí en otras).

Una numerosa comunidad

De los 200 mil ucranianos y descendientes de ucranianos residentes en la Argentina, 120,000 son católicos. El resto, en general, son de la Iglesia ortodoxa u otras confesiones cristianas.

La vida espiritual de los fieles que aún integrados a la comunidad local viven su fe en el rito oriental es animada por 20 sacerdotes contando los eparquiales y los religiosos, y cerca de 90 religiosas, en 19 parroquias y 72 iglesias y capillas.

La principal comunidad se encuentra en Buenos Aires, aunque también es muy fuerte la presencia en la provincia de Misiones. También en Chaco y Mendoza.

Si bien hay antecedentes migratorios desde finales del siglo XIX, gran parte de las familias ucranianas que se establecieron en la Argentina llegaron entre 1925 y 1945, huyendo de la hambruna, huyendo del holodomor.

Una parte importante de los descendientes de esos migrantes caminaron pidiendo públicamente por la paz la semana pasada por las calles de Buenos Aires, donde reside la parte más numerosa de la comunidad.

Además de cantar el himno ucraniano, o acompañarlo con silencio y respeto los que no lo conocían, se cantó el himno argentino. Se trata de una comunidad que abraza la patria que la acogió pero que nunca fue obligada ni quiso olvidar sus raíces.

Quizá toque en estos tiempos preparar los países para lo mismo, para acoger familias que hoy huyen de los misiles como ayer lo hicieron de la hambruna y la persecución. Y hacerlo para que encuentren en otros países un nuevo hogar, temporal o definitivo, en el que puedan seguir viviendo sus ricas tradiciones culturales y espirituales.

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