separateurCreated with Sketch.

Mejorar, convertirse, purificarse,… ¿cómo ocurre?

cruz de luz

La luz de los santos es la de Dios

whatsappfacebooktwitter-xemailnative
Carlos Padilla Esteban - publicado el 01/03/22
whatsappfacebooktwitter-xemailnative
Desde la fragilidad, Dios construye la santidad, y las personas se levantan de sus cenizas y vuelan

Me gusta pensar que la santidad tiene que ver con transparentar a Dios más que con hacerlo todo a la perfección.

Pero sigo pensando que el santo es el que lo hace todo bien. Brilla por méritos propios. Sus virtudes son vividas en grado máximo.

Es prudente, servicial, misericordioso, generoso, fiel, bondadoso, acertado en todas sus decisiones, no falla nunca, no yerra, no se aleja del camino marcado.

Esa santidad es lo que yo admiro en otros. O quizás es la que quiero imaginar. Desde lejos todo parece mejor que cuando me acerco. Una santidad envidiable, inalcanzable.

Tal vez no acabo de entender que la santidad no es un bien que el hombre posee por obra de sus grandes talentos. Es más bien un don, una gracia, un milagro.

Elegir amar

Los santos nunca se sintieron santos. Sabían que estaban en camino, nunca al final de este.

Y por lo tanto siempre aprendiendo, cambiando cosas, tomando decisiones y cometiendo errores.

La vida se juega en esos momentos en los que tengo que optar por el amor, por lo que de verdad importa.

Estar junto a Dios

Me dicen que tengo que ser santo o mejor, que si soy santo voy a ser feliz. O quizás me dicen que Dios va a estar feliz conmigo.

¿Y si no lo soy va a volverme la espalda? No lo creo.

Imagino a ese Dios lleno de misericordia que me ama con locura y no puede sino salir a buscarme cada vez que me alejo de Él.

Quiero ser santo no porque quiera agradar a Dios sino porque quiero vivir a su lado cada día de mi vida.

El santo vive en paz

Deseo ser santo no porque quiera ser un ejemplo para otros, infalible, perfecto, inmaculado.

Quiero ser santo porque siéndolo seré más feliz, tendré paz en medio de la guerra y serenidad en medio de la tormenta.

No estaré tan apegado al mundo que vivo. Porque habré puesto mi confianza en Dios y así todo será más sencillo.

Tengo claro que voy a defraudar a muchos y no estaré a la altura de lo que tanta gente espera. Pero esa no es la meta de mi vida.

Quiero ser santo porque quiero vivir en las manos de Dios, confiado y tranquilo.

Tengo claro que la santidad es esa pertenencia a Dios que lo cambia todo, es esa raíz honda que me deja descansar en su regazo cada día.

Más que capacidades y circunstancias

No soy santo porque tenga muchas capacidades para ello. No lo soy porque esté seguro de que siempre voy a ser fiel.

Cada mañana me levanto con miedo en el alma. ¿Fallaré, me confundiré, estaré a la altura, seré infiel?

No subestimo las tentaciones. No paso por alto los peligros. Sé que todo es posible, que no siempre voy a vencer en todas las batallas y que si Dios no está conmigo nada va a funcionar de forma correcta.

El poder de la misericordia

Me gusta esa santidad construida sobre el barro de mi fragilidad. Es la santidad construida en mi alma con las manos de Dios.

No es una santidad llena de méritos, sino de misericordia. A esa santidad aspiro, no a esa otra que me produce tensión y angustia.

Lo he vivido cada vez que me empeño en controlarlo todo para que salga todo bien. Luego las cosas no funcionan.

Cada vez que me pongo tenso para no cometer errores, me angustio lleno de ansiedad.

Cada vez que pongo el acento en no fallar, en no pecar, en no caer, acabo derribado, con dolor. Y el miedo me turba el ánimo.

Los santos se construyen desde sus pecados y caídas. Se levantan por encima de sus cenizas. Y vuelan con sus alas rotas.

Porque una fuerza misteriosa los sostiene.

Personas que transparentan a Dios

El sacrificio, la lucha y la entrega los deja más finos, más trasparentes. Y a través de su carne traslúcida se alcanza a ver a Dios.

Ya no me fijo en su perfección. Sino en la luz que procede del cielo.

No lo puedo entender de otra forma. ¿Cómo son capaces los santos de sonreír en medio de la derrota?

¿Por qué tienen paz en la pérdida? ¿De dónde sacan esa serenidad habiéndolo perdido todo?

Algo sobrenatural se deja ver en sus palabras. Como una tenue presencia de un Dios invisible que se aferra a su piel herida para mostrar su belleza.

Una Luz con mayúsculas

cruz de luz

No tienen luz propia los santos. La santidad no nace de su carne herida, rota por el mismo pecado con el que nacieron.

No son sus decisiones siempre correctas y lo que dicen no siempre es acertado. Eso no importa tanto. Su vida tiene una luz que no les pertenece.

No se apropian de ese Dios que los sostiene por misericordia. Ni tienen miedo de defraudarme porque no buscan agradar ni cumplir mis expectativas.

Tampoco quieren impresionarme. No pretenden hacerlo todo bien. Sólo son como esos vitrales de mi santuario que dejan entrar una luz del cielo llena de colores.

Dejan ver el cielo desde el interior. Y hacen que el cielo inunde de luz ese hogar tranquilo en el que descanso.

¿Te ha gustado leer este artículo? ¿Deseas leer más?

Recibe Aleteia cada día.

Apoye Aleteia

Usted está leyendo este artículo gracias a la generosidad suya o de otros muchos lectores como usted que hacen posible este maravilloso proyecto de evangelización, que se llama Aleteia.  Le presentamos Aleteia en números para darle una idea.

  • 20 millones de lectores en todo el mundo leen Aletiea.org cada día.
  • Aleteia se publica a diario en siete idiomas: Inglés, Francés, Italiano, Español, Portugués, Polaco, y Esloveno
  • Cada mes, nuestros lectores leen más de 45 millones de páginas.
  • Casi 4 millones de personas siguen las páginas de Aleteia en las redes sociales.
  • 600 mil personas reciben diariamente nuestra newsletter.
  • Cada mes publicamos 2.450 artículos y unos 40 vídeos.
  • Todo este trabajo es realizado por 60 personas a tiempo completo y unos 400 colaboradores (escritores, periodistas, traductores, fotógrafos…).

Como usted puede imaginar, detrás de estos números se esconde un esfuerzo muy grande. Necesitamos su apoyo para seguir ofreciendo este servicio de evangelización para cada persona, sin importar el país en el que viven o el dinero que tienen. Ofrecer su contribución, por más pequeña que sea, lleva solo un minuto.

banner image
Top 10
See More
Newsletter
¿Te ha gustado leer este artículo? ¿Deseas leer más?

Recibe Aleteia cada día.