Vicky Adam Ubaid Akram nació en una familia musulmana al este de Java, en Indonesia y siempre había seguido los preceptos del islam, como rezar cinco veces al día.
Sin embargo, en 2018 empezó a sentir que su religión no le ayudaba a "comunicarse con Dios".
“En 2018 mientras estudiaba en la universidad, comencé a sentir que no encontraba paz al realizar rituales religiosos islámicos como la oración”, relata a Ucanews.
La "sequedad espiritual” le llevó a perder el interés por la religión de su familia y a interesarse por otras religiones.
Fue entonces cuando Vicky se volvió hacia el cristianismo, la antigua religión de su madre.
Ella había sido cristiana protestante, pero se había convertido al islam para casarse con su padre y desde entonces seguía estrictamente los preceptos islámicos.
Un sueño lleno de simbolismo
Un sueño resultó decisivo en este drástico cambio en su camino espiritual de búsqueda de Dios que explica hoy la agencia Ucanews.
En el sueño, caminaba por un callejón que tenía muchos espacios de culto, incluidos mezquitas, templos e iglesias a ambos lados.
Pero sus ojos permanecieron fijos en una iglesia católica sobre la cual se alzaba una cruz.
Luego se cayó y se despertó. “En esa posición de caída, volví a mirar hacia arriba y mis ojos todavía estaban en el crucifijo”, recuerda Vicky.
Buscando a Jesús y encontrando a Dios
Entonces el joven empezó a leer sobre el catolicismo. Le conmovió profundamente la enseñanza de Jesús sobre la ley del amor como la primera y principal.
Poco a poco, empezó a visitar la iglesia católica de Malang, su zona, predominantemente musulmana.
Por fin había encontrado esa conexión con Dios que no había hallado en el islam, según él mismo explica.
Cuando les explicó a sus padres su conversión, fue su madre, más que su padre, quien más se opuso. El joven cree que quizás por miedo a la reacción de la familia paterna.
Sin embargo, Vicky se mantuvo firme. Buscó un trabajo en la capital de Indonesia, Yakarta, y se mudó. Allí se inscribió como catecúmeno en la parroquia del Sagrado Corazón. Recibió catequesis y en 2021 fue bautizado.
Él es una de las más de dos mil personas que se unen a la Iglesia católica cada año en la arquidiócesis de Yakarta.