Teresita Romero aún recuerda el momento en que siendo niña, con unos seis años, llevó los anillos de la última boda que se había celebrado en la capilla Nuestra Señora del Perpetuo Rosario de la zona rural de Fagina, San José de Mayo, Uruguay.
Hoy, cerca de los 61 años, más de cincuenta años de aquel acontecimiento, revivió un acontecimiento inolvidable: el casamiento de una de sus hijas, Silvana Curbelo Romero, con quien era su novio desde la etapa liceal, Nicolás Sarazola Ferrada.
En efecto, después de medio siglo, la capilla de Fagina volvió a llenarse de colorido y alegría por un casamiento. El acontecimiento motivó incluso una mención especial desde la propia diócesis de San José.
«El P. Federico Bragonzi celebró el casamiento de Silvana Curbelo Romero y Nicolás Sarazola Ferrada en la Capilla Nuestra Señora del Perpetuo Socorro en la zona de Fagina (San José). Hacía más de 50 años que no se realizaban casamientos en ese templo», publicó la diócesis, junto a fotos que testimonian el hecho.
Un sueño cumplido
En diálogo con Aleteia, Teresita contó los pormenores de un suceso inolvidable. Pero también ofreció detalles de una historia de amor que empezó en el liceo.
“Fueron novios durante muchos años. En el medio le descubren (a Silvana) un tumor de cuello de útero. Gracias a Dios se superó, fue operada. Ese fue el desencadenante para que proyectaran tener su casita. También nosotros los incentivamos. Nos parecía bueno que pudieran concretar el sueño sin saber lo que iba a pasar con ella”, expresó Teresita.
“Pasaron por muchas dificultades, fueron pagando su casita, consiguieron trabajo y concretaron lo que hacía muchos años habían planificado, que se había postergado por la pandemia”, prosiguió.
La elección del lugar
En cuanto a los motivos por el cual el reciente matrimonio eligió esa capilla de una zona rural a más de 20 kilómetros de la ciudad de San José, Teresita indicó que por un lado estaba el deseo de “ir a casarse a caballo” de parte del novio. Pero también por el vínculo familiar con esa capilla de Fagina.
Precisamente, Teresita, que es catequista en el lugar, develó que su madre (la abuela de la novia) había sido también catequista por más de 60 años en esa capilla. “Fue construida por muchos familiares”, recordó.
“La elección fue de ellos (el matrimonio). La recibí con muchísima emoción. Fue algo maravilloso, fue un día de bendiciones”, contó Teresita con respecto a un sitio que data de 1956 vinculado en sus inicios a los padres redentoristas y con una historia de fondo llena de sacrificios de parte de los vecinos que ayudaron a levantarla.
Asumir el compromiso
Por último, además de compartir con Aleteia imágenes y un fragmento del Ave María que se cantó en la ceremonia, Teresita hizo una reflexión acerca de lo sucedido y el matrimonio.