Barbe (Bárbara) Jeanne Avrillot de Acarie nació en 1565 en una familia católica importante de París.
A los 16 años fue obligada a casarse con Pierre Acarie, vizconde de Villemor, señor de Montbrost y de Roncenay, miembro de la corte de París, y tuvieron seis hijos.
En 1587 tuvo una experiencia mística que le produjo una conversión interior. Aparcó la vida mundana y empezó a dedicar más tiempo a los pobres y a la Iglesia.
En 1594 se produjo el asedio de París y Barbe Acarie se volcó en ayudar a los heridos y desamparados.
Pero Enrique IV conquistó la ciudad y su marido fue desterrado. Entonces, ella tuvo que quedar al frente de los negocios familiares y del cuidado de sus hijos.
Fundadora
Un día, cuando leía la biografía de santa Teresa de Jesús escrita por Juan de Ribera, se le apareció la santa y la invitó a fundar las Carmelitas Descalzas en Francia.
Barbe Acarie obtuvo la autorización del rey y del Papa y fundó el primer convento de carmelitas descalzas de Francia el 23 de noviembre de 1603, con un grupo de carmelitas españolas, dirigidas por Ana de San Bartolomé.
También participó en la fundación del Oratorio de Jesús y de la Compañía de Santa Úrsula.
Al morir su esposo, ingresó en el monasterio carmelita descalzo de Amiens el 15 de febrero de 1614 y tomó el nombre de María de la Encarnación.
Dos años más tarde se trasladó al convento de Pontoise y allí falleció el 18 de abril de 1618.
De sus seis hijos, tres mujeres fueron religiosas y un varón sacerdote.
Santa patrona
Santa María de la Encarnación es patrona de las familias de París. También a ella acuden las personas con problemas en la gestión de sus familias.
Oración
Santa María de la Encarnación,
Tú que fuiste esposa, madre de seis hijos, viuda y religiosa,
que siempre aceptaste cada situación difícil como venida de la mano de Dios,
ayúdame a sacar adelante las gestiones relacionadas con mi familia.
Protégenos, sé mi guía en las decisiones y hazme fuerte ante los problemas.
Haz que nunca pierda la alegría y la paciencia,
que sea generosa y deteste la avaricia y la codicia.
Ayúdame a que Dios sea lo primero en mi vida, en medio de los avatares.
Consígueme por tu intercesión llegar al cielo y, por mi ejemplo y mi apostolado, que muchas otras personas también disfruten de la felicidad junto al Señor y la Virgen.