«Estamos cargando por la fe (…) Acá no hay hermandad. Acá los que cargamos somos el pueblo; somos fieles al Señor de la Resurrección. Descansamos bien y venimos a cargar esta procesión que es tan importante para nosotros, los huamanguinos».
Estas palabras, reproducidas a través de una crónica firmada por José Vadillo Vila en 2022, en Agencia Andina, con motivo del regreso de la celebración tras la pandemia del coronavirus, no hacen más que resumir el espíritu de una tradición cargada de devoción y magnanimidad en Perú.
Se trata de la procesión del Señor de la Resurrección, la fiesta religiosa que le pone fin a la Semana Santa en Ayacucho y que pudo volver a vivirse con fuerza.
Unas 500 personas «ponen el hombro»
Las imágenes de la fiesta también son espectaculares y uno de los aspectos más relevantes tiene que ver con aquello de que se necesitan cerca de 500 personas para cargar en andas al Señor de la Resurrección.
En efecto, son centenares quienes madrugan ese día motivados por la fe e intentan «poner el hombro». Mientras tanto, la majestuosa imagen de Cristo, rodeada de un gran ropaje de velas, adornos de maíces y flores en forma de pirámide, luce en lo alto de su trono.
«¡Sí se puede!, ¡Jesús, dame fuerza!, ¡Cristo, vive!», son uno de los tantos sonidos que se pueden escuchar en el lugar.
Entre alegría y lágrimas, la Pascua cobra otro color con este movimiento de fieles.
A continuación algunas de las imágenes de esta sorprendente tradición.