La verdad es la verdad y como dice Fernando Sarráis en su último libro: “Cuando la verdad se acompaña de un adjetivo, empieza a ser menos verdad y nos acercamos a la mentira o al error”. Anda que no hay “verdades” últimamente: medias verdades, verdad subjetiva, verdad objetiva, verdad absoluta y relativa, verdad teórica y práctica, verdad moral y ética…
En Auténticos: “El mejor camino para ser feliz”, editado por Palabra se abordan todas ellas. Sólo faltaría añadir la verdad legal, por aquello tan de moda de que si algo es legal no hace falta que sea ni moral, ni ético, ni bello, ni medianamente presentable. Ya saben… "Somos 47 millones de españoles, cada uno con su moral y con su ética”, que diría Luis Rubiales, presidente la Federación Española de Futbol.
La verdad es un tema difícil, pero apasionante… y cuando se aborda como lo hace en su libro Fernando Sarráis con rigor, con cercanía e intentando que sus consideraciones nos sirvan en el día a día aparece con todo su rostro y su belleza.
El libro tiene una premisa sencilla: La verdad es el mejor camino para ser feliz y aborda las consecuencias a corto y largo plazo de ser auténtico o hipócrita, “con el deseo”, explica, “de disminuir y evitar la tendencia a la mentira, que es perjudicial para los individuos particulares y para la sociedad en general”.
Un libro especialmente indicado para jóvenes
La unión que el autor hace de la Verdad con la Belleza, la Bondad, la Libertad y la Felicidad deberían estar incluidas obligatoriamente en todos los planes de estudio.
Mi propuesta, si Fernando Sarráis me lo permite, es que este párrafo entre en el próximo examen de Selectividad: “En la medida que se dice una verdad, resulta más fácil seguir diciendo la verdad, y la persona se hace veraz y sincera; y, en la medida que se actúa con libertad, es decir, por impulso de la voluntad, más fácil es actuar libremente, y la persona se hace libre. Por el contrario, cuando se miente, es más fuerte el impulso a seguir mintiendo y la persona se hace mentirosa”. Haría mucho bien su lectura en los jóvenes de hoy en día.
Quizá de esta manera se podría conseguir inculcar la idea de que no todo es la imagen. Las redes sociales, los títulos, los logros, el “postureo” no nos hacen más felices. Sin embargo cuando se vive en verdad, explica el autor, su descubrimiento “produce alegría, y el amor impulsa a transmitirla a los seres queridos para que también la compartan”. Porque, que no te engañen… nada tiene más comparticiones y followers que la verdad.
Se trata de un libro corto, de apenas 140 páginas pero con mucha enjundia y contenido. Un libro para leer con un bloc de notas y un lápiz cerca. No podrás parar de ir señalando ideas y frases.
Como por ejemplo la importancia de la asertividad y evitar la “veracidad de los borrachos”: “que no suelen decir verdades que no dicen cuando están sobrios, para no dañar a los que quieren” o la veracidad salvaje: “decir sistemáticamente lo negativo que se piensa de las cosas y de las personas, sin tener en consideración el posible daño que se puede causar al que lo escucha”.
El mejor momento del libro es cuando Fernando Sarras nos habla de qué es la verdad y cómo la verdad objetiva también se debe trabajar y es un ejercicio de madurez psicológica: “el grado de objetividad del conocimiento es un buen indicador de la madurez psicológica de una persona”.
Así que nada habrá que seguir trabajando y madurando. Releeré cada cierto tiempo las frases subrayadas. Para así, en algún momento, darme cuenta de la de mentiras y falsas verdades que habré contado y, seguramente… lo que es aún peor, las que me seguiré contando a mi mismo.