Fue testigo de un acto cargado de brutalidad. Tan así que hasta ni él salió ileso. Se trata de un Cristo mutilado. Es la representación de la masacre del 2 de mayo del año 2002 en el municipio colombiano de Bojayá, departamento de Chocó, al noroeste del país.
“Aquel día sangriento aún permanece en la retina de los colombianos por las características de un ataque con un ‘cilindro bomba’ a manos del hoy exgrupo guerrillero de las FARC, al interior de una iglesia, que dejó como saldo la muerte de casi un centenar de personas, entre ellos varios niños”, recordaba una nota de Aleteia.
“Desde aquel momento, esta imagen que se conserva en la localidad de Bellavista y ‘simboliza los proyectos de vida fracturados de las personas y las comunidades y también refleja el dolor de la sociedad colombiana’”, proseguía la nota en relación a un mensaje de la Iglesia de Colombia.
Incluso, el papa Francisco rezó durante el Encuentro de Reconciliación Nacional que presidió en su visita a Colombia en septiembre de 2017.
El papa frente al Cristo mutilado:
Junto a “mi Cristo mutilado”, 20 años después
Este lunes se cumplen 20 años de aquella masacre y los dolores continúan, pues, tal cual recuerdan crónicas de medios locales como El Espectador, la comunidad siente otra vez amenazas de violencia.
Es en medio de tanta incoherencia donde ese Cristo se mantiene al firme al lado de los suyos. Ya son 20 años y cualquiera de esa comunidad podría decir: “Mi Cristo mutilado”.
Día Nacional por la Reconciliación
La visita del papa Francisco en 2017, que estuvo junto a ese Cristo testigo, y el Gran Encuentro por la Reconciliación Nacional derivó en que los propios obispos colombianos instituyeran el Día Nacional por la Reconciliación el 3 de mayo, fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz.
En cuanto al significado de este espacio, los obispos recordaron a través de la página web de la Iglesia:
"Para que, a través de la oración, la reflexión y el encuentro, los colombianos propiciemos experiencias de amor y misericordia de Dios Padre que nos reconcilia con Él mismo, con los hermanos, con la naturaleza y con nosotros mismos y, así́, nos convirtamos en protagonistas más creíbles de procesos de construcción de paz".
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