“Una pintura es un poema sin palabras”
Horacio
Todas las mañanas, mi esposa Vida y yo nos tomamos un delicioso café arábica cultivado en fincas cafetaleras a más de 1000 metros de altura.
Sí, me encanta el café. Mientras bebemos la humeante infusión, a mi esposa le agrada aprovechar con algo de cultura.
Y vemos juntos los análisis que hacen expertos en arte visitando las diferentes salas de exhibición del Museo del Prado.
Sueño con viajar algún día con mi esposa y pasar horas visitando las galerías del Museo.
¡Te lo recomiendo!
Conocer y disfrutar la pintura
En su programa, muestran las obras de grandes artistas y las analizan en detalle. Es sorprendente, incluso las flores que están en las pinturas, las tienen identificadas y catalogadas con su nombre científico.
Explican de forma muy sencilla y agradable la historia detrás de cada cuadro, con pintores como Rubens, Goya y otros.
Es muy edificante. Aprendes muchísimo sobre la técnica de cada uno, cómo integraban los paisajes, cómo se restaura una obra,...
Y comprendes que todo se entrelaza, te llenas de conocimientos y descubres la historia detrás de cada pintura.
La marca de quien realizó la pintura
Al final observas que la firma del pintor en algunos cuadros apenas se nota, es mínima, y se coloca en un lugar insospechado, para que destaque la escena no el autor. Pero no siempre es así.
Esta mañana hemos visto el video sobre un cuadro de bodegones, muy realista, de una pintora llamada Clara Peeters. Fue hecho en una época en que las mujeres eran minoría en la pintura.
Tiene una curiosidad: si te acercas a ver los detalles, observas que dejó pintados reflejos de su rostro en los jarrones. ¡Es impresionante!
Te explican los expertos que lo hizo para “reafirmar su identidad como pintora”, como diciendo: “Aquí estoy yo”.
Y en algunos cuadros ves su nombre diminuto grabado en los mangos de los cuchillos que aparecen en sus bodegones, de modo que todos supieran que efectivamente fue ella la pintora.
Firmas famosas
Me hace pensar en la famosa escultura de Miguel Ángel que se exhibe en el Vaticano.
Cientos acudían a admirarla y se preguntaban quién la hizo. Surgieron muchos nombres. Se cuenta que Miguel Ángel cansado de tanta discusión fue una noche y grabó en el cintillo que cruza el pecho de la Virgen María este texto: “Miguel Ángel Buonarroti, florentino, lo hizo”.
Uno de los casos más famoso de la historia del arte es la firma de Alberto Durero (1471-1528).
En sus pinturas usaba un anagrama con sus iniciales A y D. Al verlas nadie podía dudar de su autoría.
Y otros decidían no firmar sus cuadros pero sí pintar sus autorretratos en los mismos, como Diego Velázquez, del que leí que solo firmó dos de sus pinturas.
¿Qué harías tú de ser un artista? ¿Firmarías tus cuadros o harías como Velázquez o Clara Peeters?
