El título es muy esclarecedor, y de eso se trata: del trabajo profundo, de sumergirse en el mejor sentido de la palabra en un tema, pasarse horas profundizando en una tarea que puede ser manual o abstracta. Cal Newport, desde el mundo del management ha escrito un libro muy interesante para ser leído también desde la escuela. Su título es en inglés Deep Work (2016), y en castellano Concéntrate (Deep Work) (2022).
Newport señala que vivimos en un mundo de distracciones que nos dispersan, nos desorientan y nos hacen menos efectivos, peores profesionales, superficiales creadores de valor en nuestras empresas. Ruido y distracción: su lenguaje es muy seco y directo, pero es una verdadera metáfora para repensar la escuela en la que mutatis mutandi (cambiando lo que haya que cambiar), también prepondera el ruido, el movimiento, las distracción y el activismo aderezado (o quizá promovido) por esa digitalización masiva que todo lo invade.
La atención es un bien escaso en nuestras aulas
La atención es un bien escaso en nuestras aulas. ¿Estamos haciendo algo para evitarlo o quizá, sorprendentemente, estamos, imprudentemente, atizando tal desorientación? Si Newport entrara en una de nuestras aulas jactanciosamente hiperconectadas se tiraría de los pelos. Y diría, creo, no lo puedo afirmar: “¿Dónde están los libros y la lectura, y los lápices, y los dictados?”.
Si entrara en un aula empezaría a señalar con el dedo los males de la escolarmente aplaudida multitarea, y, señalaría, que, con los años, estos alumnos no sabrán casi nada y, distraídos, no alcanzarán a concentrarse, y, por supuesto, se convertirán en mediocres profesionales. Dejemos que sea él quien se exprese y sustituyamos sus referencias a los trabajadores del conocimiento por nuestro centro de interés: los estudiantes.
“[…] Se sabe bien por qué los trabajadores del conocimiento están perdiendo su familiaridad con trabajar a fondo: las herramientas en la Red. […] En conjunto, el surgimiento de estas herramientas, sumado al acceso permanente que tenemos a ellas a través de los teléfonos inteligentes y de las redes informáticas en las oficinas, ha fragmentado la atención de los trabajadores del conocimiento. […] En medio de este ámbito de atención fragmentada es muy difícil llevar a cabo un trabajo profundo, pues este requiere de largos períodos de actividad intelectual ininterrumpida.” […] “Trabajar a fondo es necesario para extraer hasta la última gota de valor de nuestra capacidad intelectual. Tras décadas de investigaciones en los campos de la psicología y la neurociencia, sabemos que el estado de esfuerzo mental que acompaña el trabajar a fondo es necesario también para mejorar nuestras aptitudes.”
Consecuentemente nos habla de un trabajo superficial (por oposición al trabajo profundo) que nos exige menos concentración pues quizá se desarrolla en tareas logísticas que son menos exigentes. Ese trabajo no crea valor y es fácil de replicar incluso por la Inteligencia Artificial (AI).
Me pregunto si nuestros estudiantes son capaces de crear conocimiento en sus tareas meramente logísticas como cortar, copiar y pegar, grabar y reproducir, resolver desde la gamificación, a veces, trabajos inocuos, sencillos, en los cuales la redacción de un ensayo bien trabado y argumentado es una quimera.
Enmarañados en el "trabajo de ocupación"
En esa línea, Newport nos habla del trabajo de ocupación, que consiste básicamente en moverse, reunirse, hablar, lanzar ideas, enviar correos y responderlos, estar constantemente en Red para recoger abundantes ideas que difícilmente llegan a buen puerto. En castellano hablamos de moverse mucho, pero producir poco.
Creo, no lo puedo afirmar rotundamente, que Newport está definiendo, sin saberlo, alguna de nuestras aulas digitalizadas masivamente con iPads para “crear” productos, resolver problemas, descubrir caminos. Y he puesto crear entre comillas pues considero que no es crear valor en sentido profundo sino trastear correos, fotos, grabaciones y documentos muy coloreados con fotos y esquemas: eso no es crear. Él mismo define estos conceptos así:
“Si usas ese estado de ocupación como sustituto de la productividad, esos comportamientos te parecerán cruciales para convencerte a ti mismo y a los demás de que estás haciendo bien tu trabajo.” […]. ” Entre ellas encontramos las siguientes realidades: trabajar a fondo es difícil y el trabajo superficial es fácil; dada la ausencia de metas claras para tu trabajo, la apariencia de estar visiblemente ocupado que se da en el trabajo superficial se vuelve aceptable; nuestra cultura ha adoptado la creencia de que cualquier comportamiento relacionado con la Red es bueno, sin importar el impacto que tenga sobre nuestra capacidad para producir cosas valiosas”.
Mejor hacer un uso limitado de internet
Como si nos hubiera oído: Newport aconseja el uso limitado de internet que nos llevaría a sobrecargar nuestra memoria y dejar de producir con profundidad. Apartar la Red es sano para recargar las pilas de la concentración.
Quizá sea muy sano pasar, cuando sea muy necesario, por un laboratorio escolar digital en el que a veces sí cabe una consulta muy programada, centrada en tres o cuatro webs o apps muy concretas y precisas, para obtener una información que se va a convertir en conocimiento en el aula no-digital en un periodo largo y productivo de silencio. En ese silencio, con papel y lápiz, con un folio, con la libreta, se comienza a trabajar desde una atención que crea conocimiento (valor para Newport) al relacionar las informaciones recogidas que se convierten en ideas.
Un ejemplo: hemos aprendido unas cuantas cosas en el laboratorio digital con apps para el aprendizaje del inglés, pero ahora nos vamos al aula para producir un ensayo que contenga todas las novedades gramaticales que hemos aprendido. Lenta y focalizadamente. Y luego las corregiremos con el profesor de inglés detalle por detalle en el mundo analógico.
“Al programar un uso limitado de internet (lo cual implica limitar las distracciones) minimizas la cantidad de veces que cedes a la distracción y, de esa manera, haces que se fortalezcan los músculos selectores de la atención.” […] «[…] La fuerza de voluntad es un recurso limitado y, por esa razón, cuanto más atractivas sean las herramientas que te piden atención, más difícil te resultará mantenerte concentrado en algo importante. Por lo tanto, para dominar el arte del trabajo profundo, debes recuperar el control del tiempo y la atención, dos cosas que intentan robarte las muchas diversiones que nos rodean.»
Cal Newport no puede ser más directo: el par de conceptos que definen muchos trabajos en la empresa están muy presentes en la escuela. Estamos hablando de la dualidad atención-distracción. Con ese criterio hay que evaluar muchas actividades del aula. ¿Estamos favoreciendo seriamente la atención del alumno (ante la voz del profesor, en la toma de apuntes, en la redacción de ensayos, en la lectura atenta de textos exigentes, etc.) o más bien estamos jugando a aprender de un modo disperso, distraído (en un constante ir y venir de la Red a la libreta, de la Pantalla Digital Interactiva al móvil para imprimir trabajos de copia y pega todo condimentado por mucho trabajo colaborativo en el que muchos van a remolque de los compañeros)? Desde luego la primera víctima de la digitalización de las aulas en su confluencia con la Nueva Pedagogía, es el trabajo individual del que se ha de responsabilizar un estudiante de principio a fin. No todo paso pedagógico puede ser comentado y deliberado constantemente.
Que conste que creo a fondo en que el maestro y profesor maneje un ordenador de aula para que se pueda, con un cañón, proyectar, con prudencia, contenidos en la pantalla adjunta a la pizarra. Pero el profesor es el único que toca ese ordenador. No creo, y Cal Newport creo que tampoco, en un ordenador, portátil o tableta para cada niño.
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