San Francisco de Jerónimo nació en Grottaglie (Italia) en 1642. Fue misionero jesuita y lo llamaban "el Apóstol de Nápoles", por su ansia de convertir a los pecadores y por su amor a los más desamparados.
Visitaba la cárcel, los hospitales y los barrios más pobres de la ciudad. También los lugares de pecado, y fue criticado por ello. Más de una vez recibió golpes.
Se preocupó de los condenados a galeras y de los esclavos musulmanes. Al mismo tiempo buscaba donativos para pagar el rescate de cristianos en África.
Fue predicador de la famosa iglesia del Gesú Nuovo, en Nápoles, y luego durante 22 años de la iglesia de Santa María Egipcíaca. Se dice que había más de 400 conversiones al año.
En un tiempo en que el pueblo no solía comulgar, propició la comunión el tercer domingo de cada mes. A esas misas llegaron a asistir más de 15.000 personas.
Murió a los 74 años y se le enterró en la iglesia de los jesuitas de Nápoles.
Santo patrón
San Francisco Jerónimo es el patrono principal de la ciudad de Nápoles.
Oración
"Quiero trabajar hasta el último momento.
Mientras me quede un hilo de vida,
me iré, aunque sea arrastrando, por las calles de Nápoles.
Si caigo bajo la carga, daré gracias al Señor.
Un burro de carga debe morir bajo su fardo".