Las exigencias de esta vocación pasan por hacerse uno con el cónyuge, con todo lo que eso implica (emocionalmente, espiritualmente, financieramente, intelectualmente…), estando abiertos a la vida bajo el arduo trabajo de educar a los hijos. Que no es poco.
“Sublime vocación”, la llamaba el papa san Juan XXIII.
Estos son los nombres e historias de aquellas madres de familia que están en proceso de santidad o que ya han alcanzado la meta.
Santas en lo escondido y ordinario de su hogar, que lucharon por hacer feliz a su marido y que educaron cristianamente a los hijos.
Puedes ver las imágenes y sorprendentes vidas de las santas, beatas y venerables que fueron madres en la galería fotográfica que sigue a continuación: