Son dos amigos polacos llamados Bartosz y Pawel, y su iniciativa se llama “Dos Rayos”, en referencia a los rayos de la Divina Misericordia. Se conocieron en Ucrania hace años y decidieron filmar una película sobre la Guerra Cristera en México y sobre sus mártires. Específicamente sobre el martirio del santo José Sánchez del Río.
Las locaciones que escogieron fueron en Sahuayo, en el estado de Michoacán, y una parte de los Altos de Jalisco.
Los amigos polacos hicieron una investigación documental de los hechos. Muy extraño y sorprendente que dos extranjeros polacos viajaran hasta México para buscar en los archivos la verdad histórica. Se interesaron por una contienda que acabó con más de doscientos mil católicos, cruelmente masacrados por el gobierno federal mexicano sólo por sus creencias en Cristo Rey y en la Virgen de Guadalupe.
Ahora pocos saben de esta historia, desconocen en nuestros días este atroz crimen y la gesta heroica de los que decidieron tomar las armas por defender la libertad religiosa y la libertad por la fe católica.
Los actores de este filme fueron los mismos nietos, bisnietos y tataranietos de los cristeros. Como dice el dicho popular, son los mismos nietos, bisnietos y tataranietos de los cristeros que el gobierno federal no logró asesinar.
Para el pueblo de Sahuayo, en Michoacán, el haber participado en esta película significó un homenaje a sus héroes y ascendientes, que murieron martirizados o peleando por Cristo Rey.
Los actores, que no lo son de profesión pues se trata de gente común del pueblo de Sahuayo, llevan la sangre de los mártires de este movimiento sangriento. También llevan en sus venas la sangre de los devotos católicos perseguidos por su fe entre 1926 y 1929.
Pero el tiempo y la vida no se detiene, y los polacos Bartosz y Pawel terminaron la filmación y se regresaron a su país de origen, Polonia. No sabían que, meses después, estallaría una guerra casi mundial entre Rusia y Ucrania.
Esto motivó a que ellos pararan la postproducción de su película sobre san José Sánchez del Río. La conflagración que tiene al borde de una guerra atómica a todo el mundo, los puso en pausa en ese proyecto fílmico, pero no los puso en pausa en el trabajo humanitario de su movimiento e iniciativa llamada “Dos Rayos”.
Motivados en su fe católica, empezaron a juntar alimentos, víveres y medicamentos para llevarlos a la frontera de su país y entregarlos al pueblo ucraniano. Pero no se quisieron quedar con sólo esto sino que, inspirados en san José Sánchez del Río, además de llenar camionetas y más camionetas con comida y medicamentos, también enviaron drones sofisticados que pudieran ayudar al ejercito ucraniano en la detección de los tanques rusos, pues dichos drones cuentan con sofisticadas cámaras y sensores térmicos.
Los drones que consiguieron enviar también tienen la posibilidad de transportar alimentos y medicamentos a las tropas ucranianas y a civiles atrapados en las refriegas y ataques cruzados. Los drones fueron adquiridos desde España con donaciones de todo el mundo, también con donantes de México.
Desde España no sólo se logró adquirir estos drones especiales que ahora escasean por causa de los bloqueos, sino que desde este país también se formó una caravana de camionetas que llevaron a la frontera de Polonia con Ucrania los alimentos, medicamentos y drones que Bartosz y Pawel habían solicitado a los donantes. Fue una gesta heroica la de estos españoles que viajaron miles de kilómetros hasta llegar a Polonia en la frontera con Ucrania.
Además los españoles decidieron que las camionetas no regresarían vacías, así que las llenaron de refugiados. Se los llevaron a España, un país, donde de nuevo esta gente podrá dormir en paz, sin el temor de la guerra.
Bartosz y Pawel han entregado todos los suministros, así como los drones. Y han utilizado sus talentos para realizar tutoriales a fin de que las tropas especiales sepan manejar los sofisticados drones y les saquen provecho al máximo.
Las noticias comentan que una columna de tanques rusos fue totalmente destruida, y que esto se debió a los drones que, por la noche, los pudieron detectar; esto es lo expresan Bartosz y Pawel. Pero esto es sólo un fragmento de su historia, un fragmento de “Dos Rayos”, que iluminan desde Polonia al pueblo de Ucrania.
En el contexto político-social sabemos que hay una situación mundial con Ucrania. ¿Qué significa para ustedes este conflicto?
Bartosz: Para nosotros significa mucho. La agresión rusa es una agresión sin precedentes; es algo que en el siglo XXI no debería pasar. Es una agresión tan abierta, tan clara y tan dramática. Hace poco tuvimos casos de genocidio cerca de Kiev, en pueblos como Bucha o Hostomel, donde muchísima gente fue asesinada; mujeres y niños fueron violados. La Iglesia católica y ortodoxa también está sufriendo mucho. Sin duda es un tema dramático. El pueblo ucraniano sufre y la única opción es ayudarles con lo que podemos. Nuestro voluntariado acoge a los refugiados de Ucrania y, otros como nosotros, apoyan con llevar ayuda humanitaria.
¿Cuál es su tarea, su responsabilidad?
Pawel: Yo soy cineasta, soy director de cine; entonces yo sé cómo funcionan los drones, las cámaras y otras cosas que sirven para la observación. Y, con el voluntariado que se llama “Dos Rayos”, hemos cambiado un poco nuestro perfil y hemos entregado este equipo a Ucrania. A los soldados ucranianos les entregamos comida, pero también drones con termovisión, cámaras térmicas, cámaras nocturnas y todo el equipo que les puede servir.
Bartosz: Yo soy historiador. Trabajo bastante con el tema de la Guerra Cristera en México. Soy guionista de la película sobre san José Sánchez del Río, pero también formo parte de este voluntariado y, los últimos cinco años, estuve en Ucrania de vacaciones dando clases de polaco; es la forma en la que nuestro voluntariado trabaja, ahí nos conocimos Pawel y yo.
¿Cómo consiguen este equipo y qué finalidad tienen los drones y las cámaras?
Pawel: Los drones son muy importantes en el ejército para las batallas, porque se usan con el objetivo de garantizar la seguridad de quienes los están utilizando. Al salir del lugar de refugio podemos identificar al enemigo, saber dónde está, si se está acercando y, así también, informar a las tropas que el enemigo está cerca. Los drones que hemos enviado también tienen altavoces, entonces pueden avisar a la gente que el peligro se acerca.
Bartosz: Estos drones los hemos conseguido gracias al apoyo de la gente y de patrocinadores de Polonia, Luxemburgo, Gran Bretaña, España. Compramos tres drones con cámaras térmicas porque, después del estallido de la guerra, estos productos han desaparecido del mercado, porque todos quieren comprarlos. Nosotros los tenemos gracias a nuestros amigos españoles. Ellos encontraron los tres drones y nosotros los pudimos comprar. Los españoles vinieron a traerlos en 18 furgonetas cargadas de ayuda humanitaria y, de regreso, se llevaron a varios refugiados. Un dron, como estos, cuesta alrededor de 6 mil euros.
¿Cuántos drones se le han donado a Ucrania?
Bartosz: Hasta ahora han sido tres con cámaras térmicas, once con características normales y dos con un mecanismo que permite transportar medicamento o comida a los soldados. Uno de estos drones fue dirigido a una unidad de operadores ucranianos de drones que se encuentra cerca de Kiev, donde hubo batallas. Incluso la prensa inglesa, estadounidense y española señalaron que fueron los drones quienes pararon una columna de muchos tanques rusos que estaban por atacar, al emitir una alerta.
¿Cómo se llama este movimiento?
Bartosz: “Dos Rayos”. El nombre viene de la Divina Misericordia, pues son dos rayos que simbolizan sangre y agua que brotaron del corazón de Jesucristo. Entonces, el voluntariado tiene el objetivo de promover la idea de la Divina Misericordia, sobre todo en Ucrania. En México empezamos a funcionar con el tema de la película, porque la historia de José Sánchez del Río nos atrae mucho. Se puede decir que trabajamos en un triángulo: Ucrania, Polonia y los países hispanohablantes.
¿Por qué surge el interés por José Sánchez del Río y la Cristiada?
Pawel: Un día me llamó Bartosz con la propuesta de irnos a México y me contó lo que quería hacer; yo conocía algo de este tema gracias a la película Cristiana, que vimos, por primera vez, en Ucrania con nuestros alumnos. Así, decidimos que íbamos a grabar un documental simple para explicar esta historia a los polacos.
Bartosz es historiador y pasó mucho tiempo en los archivos mexicanos investigando el tema de la Cristiada. Entonces nos anímanos a irnos a México con el objetivo de grabar escenarios importantes, como el lugar donde vivía Joselito y hacer entrevistas con los historiadores.
Pero, cuando llegamos a Sahuayo nuestros planes cambiaron porque al plano cinematográfico vinieron muchísimas personas vestidas con la ropa de época; nos trajeron 20 caballos, explosivos y todo lo que sirve para hacer una buena película.
Eso cambió nuestros planes y, de hecho, al principio nos sorprendió mucho, porque no esperábamos tanta ayuda por parte de los mexicanos. Aquí hay que decir que la película está realizada sin presupuesto, pero la gente nos ofreció tanta ayuda que el tema económico no fue problema para nosotros.
En tres visitas que hicimos a México terminamos el proceso de grabación y ahora estamos en la etapa de postproducción que, debido a la guerra, la hemos tenido que dejar un poco para centrarnos en ayudar a Ucrania.
¿Esta película en qué se va a centrar? ¿Qué la hace diferente de las demás?
-Pawel: Durante muchos momentos el guión de esta película se escribía por sí mismo. Las tres veces que estuvimos en México entramos a revisar distintos archivos y descubrimos cosas nuevas que cambiaron el guion de la película. Lo que distingue a esta película de otras es que nos centramos en la verdad histórica, aunque también es cierto que es un documental fabularizado porque hay actores, actores no profesionales que con gusto participaron. Lo que es muy interesante es que es una película hecha por polacos, pero sin actores polacos, porque todos son mexicanos; entonces es una película sobre México hecha por los polacos, y buscamos darle una nueva mirada.
¿Qué significa para ustedes José Sánchez del Río?
Pawel: Es un gran ejemplo de fe y valentía. Los soldados ucranianos necesitan fe y valentía para poder arriesgar y sacrificar su vida por los valores más altos, porque esta situación es muy parecida a la que tuvo lugar en México en los años 20, y ahora tiene lugar en Ucrania.
Bartosz: La Iglesia en Ucrania sufre tanto como la mexicana en los años 20. Nosotros conocemos a los curas que fueron capellanes en el ejército ucraniano y nos contaron historias tremendas de una guerra que tiene más de ocho años. Además, muchas veces, sobre todo en Kiev, vemos cómo los sacerdotes celebran las Misas en los bunkers mientras arriba están los bombardeos.
También, los rusos ven la religión como una amenaza, pues pudimos ver cuando las tropas rusas quemaron los textos santos, y es ahí donde tenemos un cierto enlace con lo ocurrido en la Guerra Cristera. Otro enlace es que el equipo de “Dos Rayos” trabaja en el servicio de transporte, algo similar con la historia de las brigadas femeninas que llevaban por todos los rincones de la república municiones, armas o comida a los cristeros, aunque nosotros lo hacemos de una forma más moderna, llevando comida y equipo a los soldados. A comparación con la burocracia, actuamos mucho más rápido.
Me comentabas que hay un icono de los ucranianos.
Bartosz: Nuestro amigo, un cura ucraniano, es un gran admirador de la Virgen de Guadalupe y de José Sánchez del Río. En su diócesis participan de forma muy activa los Caballeros de Colón y ahora construye una capilla dedicada a la Virgen de Guadalupe y al fundador de los Caballeros de Colón, Michael J. McGivney.
Cuando lo visitamos él nos contó que un chico ucraniano escribió para nosotros un icono de José Sánchez del Río. El trabajo que estamos haciendo es el mismo que hacía José Sánchez del Río: él no disparaba armas, sino que observaba, entregaba comida u equipo, y nosotros seguimos sus pasos. Así que ese icono estará en la capilla, al igual que sus reliquias.
Mensaje de despedida
Pawel: Podemos despedirnos con la esperanza de que, como en México la Guerra Cristera se acabó y llegó la paz, así también la paz llegará a Ucrania para que los refugiados puedan regresar a sus casas.
Bartosz: José Sánchez del Río es un gran ejemplo de fe, valentía y esperanza. En Polonia conocemos las historias de la Segunda Guerra Mundial, como cuando los chicos de 14 años participaron en el levantamiento de Varsovia sacrificando su vida; entonces es un ejemplo para defender la fe, los valores, la libertad. Afortunadamente en Ucrania no participan, pero los jóvenes sufren mucho, porque en los distintos pueblos masacrados hay mucha gente de esta edad. Los enemigos de la libertad son los países con unas tendencias claras de totalitarismo, así que simplemente esperamos que san Joselito proteja a los ucranianos.