El papa Francisco recordó hoy que el encuentro, la reflexión y la acción son los elementos del “programa” político del cristiano y señaló las "bienaventuranzas" como programa de vida.
Además indicó algunas lecciones prácticas en el arte de la política: “La realidad es más importante que la idea: no se puede hacer política con la ideología. El todo es superior a la parte, y la unidad es superior al conflicto. Busca siempre la unidad y no te pierdas en el conflicto”.
Este lunes en la mañana, 16 de mayo, en el Palacio Apostólico Vaticano, el Papa recibió en audiencia a cerca de 30 jóvenes miembros de la “Fraternidad Política” Chemin Neuf.
Estos jóvenes, de varias nacionalidades, se proponen reflexionar y actuar en política, desde una perspectiva cristiana.
El arte de amar al enemigo
“La política es, ante todo, el arte del encuentro. Por supuesto, este encuentro se vive acogiendo al otro y aceptando su diferencia, en un diálogo respetuoso”.
Pero, Francisco sostuvo, “como cristianos, hay algo más: puesto que el Evangelio nos pide que amemos a nuestros enemigos (cf. Mt 5,44), no puedo contentarme con un diálogo superficial y formal, como esas negociaciones a menudo hostiles entre partidos políticos”.
El Sucesor de Pedro dijo que estamos llamados a vivir el encuentro político como un encuentro fraterno, especialmente con aquellos que están menos de acuerdo con nosotros; y esto significa ver en aquel con quien dialogamos a un verdadero hermano, a un hijo amado de Dios.”
El arte del encuentro
Luego explicó que “este arte del encuentro comienza, por tanto, con un cambio de mirada hacia el otro, con una aceptación y un respeto incondicionales hacia su persona”.
El Papa instó a un cambio de mentalidad. De lo contrario, “la política corre el riesgo de convertirse en una confrontación, a menudo violenta, para hacer triunfar las propias ideas, en una búsqueda de intereses particulares más que del bien común, en contra del principio de que "la unidad prevalece sobre el conflicto”.
La política para un cristiano es “formulación de un proyecto común”. Y citó al político del siglo XVIII, Edmund Burke. Como “cristianos, entendemos que la política, al igual que el encuentro, se realiza a través de la reflexión común, en busca de ese bien general, y no simplemente a través de la confrontación de intereses contrapuestos y, a menudo, opuestos.
El arte de la acción
Por último, Francisco dijo que “la política también es acción”. Esto es llevar la política “a un compromiso concreto”.
“Como cristianos, tenemos que comparar siempre nuestras ideas con la profundidad de la realidad, si no queremos construir sobre arena que tarde o temprano acaba derrumbándose”.
El Papa insistió en no olvidar que "la realidad es más importante que la idea". Por ello, animó a los jóvenes involucrados en política “a comprometerse con los emigrantes y la ecología”.
Aplaudió además que algunos jóvenes hayan optado por visitar el barrio obrero de París “para escuchar a los pobres: ¡es una forma cristiana de hacer política!”.
Asimismo, invitó a rezar imitando a Jesucristo, pues “es escuchando al Espíritu Santo como vuestro cuidado del bien común adquiere una fuerza interior muy poderosa y estimulante”. “Porque así es como se practica la política como "la forma más elevada de caridad", como la llamó el Papa Pío XI.”.
El arte del asombro
Por último, se refirió al comentario hecho por un joven brasileño sobre la memoria, la esperanza y el asombro. “Asombro: La vida cristiana no es posible sin el asombro. El asombro es lo que me hace sentir que estoy en Jesús, con Jesús.
El asombro de ver la grandeza del Señor, la grandeza de su Persona, la grandeza de su programa, de sentir la grandeza de las Bienaventuranzas como programa de vida”. Y luego, habló de la memoria: “El pasado, el futuro y el presente: no hay futuro sin el presente, y no hay esperanza sin temor. Cultivar la oración con el Evangelio para sentir la maravilla del encuentro con Jesucristo”.
Al final de la audiencia, los jóvenes rodearon la silla de ruedas del Papa Francisco, 85 años, quien sufre un dolor agudo en la rodilla derecha, y rezaron por él: “Ahora, todos juntos en oración, pidamos al Señor que nos bendiga. Señor Jesús, bendice a todos los que trabajamos cerca de ti. Bendice nuestras ideas, bendice nuestros corazones, bendice nuestras manos. Amén”.