Sin lugar a duda la Mara Salvatrucha, Barrio-18 (Sureños y Revolucionarios) representan una amenaza para El Salvador, Centroamérica, el sur de México y regiones de California, en Estados Unidos, como lo es el área metropolitana de Los Ángeles.
Sin embargo, el régimen de excepción decretado por Bukele se ha extendido a medios de comunicación y periodistas independientes, que se han visto obligados a callar o a dejar de investigar si el discurso de éxito del presidente no tiene fisuras y han pagado justos por pecadores.
El esquema implantado por el joven mandatario salvadoreño, un plan que llamó de Control Territorial ha sido la respuesta a los homicidios que se estaban cometiendo por las pandillas para presionar al Gobierno y poder seguir golpeando ciudades y barrios del país centroamericano.
La operación lanzada por Bukele a fines de marzo pasado tuvo como preámbulo el asesinato de 87 personas –atribuido a estos grupos de delincuentes-- entre el 25 y el 27 de ese mismo mes. La Policía Nacional Civil ha sido la encargada de llevar el operativo hasta sus últimas consecuencias.
Las detenciones de los pandilleros o de quienes colaboran con las maras se han realizado bajo un régimen excepcional, lo que implica que se llevan a cabo sin exhibir una orden judicial.
Ya en abril el estado de excepción se prolongó al tiempo que se restringía la libre asociación, la defensa, se aumentó el plazo de las detenciones y se legalizaron las intervenciones telefónicas.
El Congreso salvadoreño ha promulgado una ley que castiga hasta con 45 años de prisión a los miembros de las pandillas. Se calcula que en este pequeño país centroamericano hay 70,000 miembros de las maras, pero 46.000 ya están encarcelados.
Una “bomba de tiempo”
Publicado en el Diario Oficial el 31 de marzo pasado, el decreto 333 declaró el régimen de excepción y otorgó facultades a las instituciones de Seguridad Nacional, Policía y Fuerza Armada “para restablecer el orden y la seguridad ciudadana y el control territorial” en todo el país.
Un mensaje de twitter del propio Nayib Bukele condensa la intención de este plan: “Servicios religiosos, eventos deportivos, comercio, estudios, etc., pueden seguirse realizando normalmente. A menos que usted sea pandillero o las autoridades lo consideren sospechoso”.
Por su parte, el cardenal Gregorio Rosa Chávez, obispo auxiliar de San Salvador, afirmó durante una misa en honor a la Virgen de Fátima, en Cojutepeque, que el país atraviesa un momento muy complicado, de mucho odio contenido y de mucha ansia vengativa.
"Hoy estamos en un país con demasiado odio, muchísima sed de venganza, muchísimo resentimiento", expresó el purpurado salvadoreño, quien afirmó que con 60 o 70,000 personas encarceladas el país centroamericano está ante una "bomba de tiempo".
Espejismos
"¿Qué diría la virgen de Fátima al ver tanta violencia? El camino es el perdón, y hoy estamos en un país con demasiado odio, muchísima sed de venganza, muchísimo resentimiento", dijo Rosa Chávez durante la homilía de la Misa por la Virgen de Fátima el pasado 13 de mayo.
Aludiendo al régimen de excepción impuesto por Bukele, el cardenal dijo que actualmente hay personas que aseguran que hay tranquilidad en las colonias, así como el no pago de la extorsión, pero dijo que eso es un "espejismo".
"Nos engañamos, tenemos espejismos: ‘¡ah que tenemos tranquila la colonia!' 'Ya no tenemos extorsiones'; sí, pero ¿qué pasa con el país?; ¿qué pasa con tanta gente que se está llenando de tanto odio en la cárcel? ¿Qué va a pasar en el futuro? Es una bomba de tiempo, uno no puede engañarse, pero lo difícil es buscar caminos de vida", aludió el purpurado.
Ante esta situación, dijo que la sociedad salvadoreña en su conjunto no debe olvidar los años de terror que se vivieron durante la guerra intestina que sacudió al país por doce años; "debe de buscar un arrepentimiento, regenerarse, buscar caminos de vida y no de muerte".