“Como sociedad estamos catalogando la migración como buena o mala. Deberíamos entender que todos los que están llegando tienen derechos y por lo mismo debemos darle oportunidades para surgir, facilitando el acceso a una vida digna”, comenta Rosa Marschhausen. Ella es coordinadora de la Pastoral Social Cáritas Iquique, una de las organizaciones que ha estado presente en todo momento apoyando a los que ingresan a Chile.
La remota localidad de Colchane, ha sido titular de las noticias a nivel mundial, especialmente durante el último año, debido al masivo ingreso de emigrantes venezolanos, quienes llegan a este paso fronterizo entre Chile y Bolivia luego de largas y extremas travesías, donde su vida está en permanente peligro.
Ubicado a más de 4200 metros de altura presenta temperaturas extremas que oscilan entre los 28 grados en el día y bajan drásticamente a los -15 grados por la noche. En medio de esa adversidad, miles de almas han intentado pasar en busca de una mejor vida.
Historias que impactan
Emocionada hasta las lágrimas, Rosa recorre lo que ha sido su trabajo en estos últimos años y que ha significado enfrentarse a realidades que golpean por su crudeza.
“Son muchas las historias que me han remecido, pero una de las que más me han marcado fue cuando una madre me contó llorando que a su bebé de tres meses se le congeló la orina en el pañal por el extremo frío de las noches en Colchane. Más impactante fue cuando vi que esa misma bebé tenía sus labios y rostro partidos por lo extremo de las temperaturas de la zona. Es muy fuerte escuchar como una madre arriesga la salud y vida de su hijo, pasando cuatro fronteras en busca de un mejor destino, es muy duro la verdad”.
“Este es un trayecto malvado, hay mucho sufrimiento y vulneración de derechos, especialmente en las mujeres que están expuestas a situaciones terribles, muchas son abusadas sexualmente en el camino. Las he visto llegar con el dolor y la tristeza marcada en su rostro, con una actitid de desazón visible. Y cuando las hemos acogido, escuchado y prestado la primera atención, el cambio es esperanzador. Es lo que nos llena el corazón de alegría y nos hace sentir que estamos haciendo el trabajo que hay que hacer”.
Vidas por el camino...
A ello se suman muchas vidas que se han quedado en el camino, en el intento de cruzar esta última puerta con la que sueñan comenzar un nuevo destino.
“Han muerto muchas personas tratando de pasar a nuestro país, nosotros contabilizamos al menos 5 niños y otro grupo cercano a las 20 personas entre hombres y mujeres, probablemente hay muchos más que no lo han logrado y que no han sido contabilizados, nosotros hemos apoyado para brindar sepultura digna en algunos casos cuando se ha requerido”.
Devolver la dignidad
La labor ha sido incesante para el equipo que lidera Rosa: “Yo soy la cabeza de un tremendo grupo, hemos tenido un trabajo intenso estos últimos dos años porque se nos juntó la pandemia con la crisis migratoria y ha sido posible realizarlo gracias a ellos, especialmente a voluntarios valiosísimos que están con nosotros".
"En este tiempo logramos habilitar cinco casas de acogida en diversos periodos, hemos procurado entregar seguridad alimentaria, la mayoría llega con diferentes grados de desnutrición y deshidratados, sin haber comido por días. Junto a ello, entregamos artículos de prevención del COVID-19, pero también dignidad", indicó.
"Nos dimos cuenta que procurar la higiene personal es fundamental, especialmente para los que han vivido estas duras travesías. Es gratificante ver el cambio que se produce en ellos cuando llegan en muy malas condiciones y luego de tomar un baño, de cambiar de ropa, se renuevan y toman fuerza para seguir adelante", prosiguió.
Otra de los aportes de la Pastoral Social Cáritas Iquique ha sido la entrega de recursos para arriendo de vivienda por los primeros tres meses y apoyo con traslado en buses a otras regiones a más de dos mil personas adultas, sin contar a los niños que viajan en brazos de sus padres.
“Tenemos la intención de cuantificar en kilómetros nuestro aporte, lo que seguramente nos va a sorprender. Lo cierto es que como iglesia, como pastoral social no hemos parado de trabajar”.
Transformando vidas
La plaza Brasil en Iquique se volvió foco noticioso al convertirse en un campamento improvisado por muchas familias migrantes que fue desalojado en medio de grandes protestas y algunos hechos violentos.
“Un día cuando pasé por ahí me llamó la atención una chica que estaba leyendo sentada en una piedra, cuando venía de regreso, vi que ella seguía ahí, ensimismada en su libro. En un año y medio era la primera vez que veía algo como esto, entonces me detuve a hablar con ella y me contó que quería tener un futuro mejor, que en su país la vida era muy complicada y soñaba con hacer grandes cosas y que leer era parte de ese aprendizaje. Entonces yo le presenté a otra chilena, le compramos dos libros de Isabel Allende para que conociera algo de nuestra historia y cultura y se los entregamos. Ella los recibió con lágrimas en los ojos, agradeciendo el gesto, al ver que la estábamos incluyendo“, comenta Rosa.
Y como es de esperar, en estos años, se ven los frutos de una hermosa labor. Rosa revisa en su memoria y expresa con alegría como ha sido parte del cambio en la vida de tantos hermanos.
“De todas las casas de acogida, la parroquia Espíritu Santo fue donde yo participé más activamente, por ahí pasaron más de 400 personas. Lo maravilloso ha sido cuando muchas familias han llegado a su destino final y nos mandan videos agradeciendo nuestro apoyo, contándonos que están bien y compartiendo parte de su nueva vida, eso es potente porque vemos que nuestro trabajo da frutos”.
Esperanza sin fronteras
Luego de dedicar su vida al trabajo por los más vulnerables, donde los emigrantes ocupan un lugar importante, sobretodo en la entrada norte de Chile, le preguntamos a Rosa qué espera que ocurra con el documental “Esperanza sin Fronteras”:
“Ojalá tengamos a más personas saliendo a las calles para conocer las necesidades y realidades de nuestros hermanos migrantes. Que se mire al que sufre, al que está desamparado y que nos necesita. Junto a ello es fundamental que haya un cambio desde el Estado, que debe generar políticas públicas reales. Mi principal llamado es a que se aborde como se debe la temática sobre migración”.
“Yo estoy feliz, creo que la misión de Dios la cumplo con mi trabajo, cambiar la vida, el destino, la cara de una persona, es lo que me llena el corazón y eso es lo que nos invita el Señor”, concluye.