Papa Francisco reflexiona hoy durante el rezo del Regina Coeli, desde la ventana del estudio del Palacio Apostólico, sobre la conocida frase evangélica "Les doy mi paz" (Jn 14,27).
"Jesús se despide con palabras que expresan cariño y serenidad, pero lo hace en un momento que es todo menos pacífico", explica el Pontífice. "En lugar de mostrar agitación, permanece amable hasta el final. Un proverbio dice que morimos como vivimos. Las últimas horas de Jesús son de hecho como la esencia de toda su vida. Siente miedo y dolor, pero no da lugar al resentimiento y la protesta. No se deja llevar por el rencor, no se desahoga, no es intolerante. Está en paz, una paz que brota de su corazón manso, habitado por la confianza".
Esta es la clave de la paz que Jesús promete, prosigue: "no puedes dejar la paz a los demás si no la tienes dentro de ti. No puedes dar paz si no estás en paz".
"Hace falta ser manso, abierto, disponible para escuchar, capaz de distender disputas y tejer armonía. Esto es dar testimonio de Jesús y vale más que mil palabras y muchos sermones", añade.
"Preguntémonos si, en los lugares donde vivimos, los discípulos de Jesús nos comportamos así: ¿aliviamos las tensiones, ponemos fin a los conflictos? ¿Estamos nosotros también en fricción con alguien, siempre dispuestos a reaccionar, a estallar, o sabemos responder con la no violencia, con palabras y gestos suaves?"
"Queridos hermanos y hermanas, ningún pecado, ningún fracaso, ningún rencor debe desanimarnos a pedir con insistencia el don del Espíritu Santo", concluyó el Papa. "Cuanto más sintamos que el corazón está agitado, cuanto más sintamos dentro de nosotros nerviosismo, intolerancia, ira, más debemos pedir al Señor el Espíritu de la paz".