La pregunta sobre el rol y presencia de las mujeres en la Iglesia no es un tema nuevo, se trata más bien de continuar una reflexión que encuadrada en la identidad y misión de los bautizados que, logre abrir nuevos caminos a partir de los tres ámbitos señalados con regularidad por el Papa Francisco: participación de mujeres en puestos de responsabilidad (y no solo) en la Iglesia, erradicar cualquier tipo de discriminación y/o violencia y finalmente pensar la Iglesia con categorías femeninas. Si la Iglesia es Madre, ¿cómo se expresa esto en su cotidianidad? ¿qué contribución específica pueden dar las mujeres de todos los estados de vida a la mejor comprensión de esta realidad? Esto sin duda alguna impulsa a promover la presencia y participación de las mujeres en la vida y misión de la Iglesia. No se trata solo de una cuestión de cuotas o de un establecer la lista de lo que una mujer “puede” o “no puede” hacer. Si se redujera la materia solo a lo funcional, la conclusión sería que la Iglesia es una mera ONG.
Una de las realidades más ricas de la Identidad de la Iglesia es que en la continuidad siempre hay una novedad que el Espíritu le permite comprender mejor al Pueblo de Dios. En su momento Pablo VI sostuvo que la mayor presencia de las mujeres en la vida pública era un signo de los tiempos y estableció una comisión para profundizar en su misión en la Iglesia y en la sociedad. En aquel momento también, se pensó en los ministerios que, por el hecho de ser laicales, cualquier bautizado podría ejercer. En esto se dio un paso significativo con el motu proprio del Papa Francisco, Spiritus Domini en el que se modificaba el canon 230 del Código de Derecho Canónico, dando acceso al lectorado y al acolitado también a las mujeres. Pasos importantes como este se han dado también en el campo de los puestos de gobierno dentro de la curia romana: en el Dicasterio para Laicos Familia y Vida las subsecretarias son mujeres de alto nivel de formación como Gabriela Gambino y Linda Ghisoni. La Secretaria del Dicasterio para el Desarrollo Humano Integral es también una mujer; Sor Alessandra Smerilli F.M.A. La Secretaría del Sínodo de los Obispos, cuenta también con una sub-Secretaria; sor Natalie Becquart y no podría faltar la presencia de Francesca di Giovanni como Subsecretaria de la Sección para las Relaciones con los Estados de la Secretaría de Estado de la Santa Sede. Estos son los nombres de las mujeres con puestos de más alto rango en la curia. De todos modos, esto no agota el llamado a que más mujeres ocupen este tipo de cargos y a la vez que la reflexión no se limite solo a ello.
Una gran oportunidad se encuentra en el camino sinodal convocado por el Papa y que está teniendo lugar en cuatro etapas: diocesana, nivel de las conferencias episcopales, continental y universal. La sinodalidad emerge como una realidad y un concepto de gran relevancia. Se trata de una característica de la Iglesia que puede ayudar a comprender mejor la vocación y misión de los laicos en general y de las mujeres en particular. Cada bautizado puede ser portador de la luz del Espíritu ahí donde se encuentre, para poder ayudar en el discernimiento sobre los signos de los tiempos.
El Instituto de Estudios Superiores sobre la Mujer del Ateneo Pontificio Regina Apostolorum ofrece la tercera edición del diploma Mujeres e Iglesia que tendrá lugar del 18 de junio al 2 de Julio en modalidad online y cubriendo el horario 16:00 – 20:00 CEST | 10:00 – 14:00 EDT. Este diploma se lleva a cabo juntamente con la Pontificia Universidad Urbaniana, la Pontificia Universidad Salesiana, la Pontificia Universidad Santo Tomás de Aquino, la Pontificia Facultad de Ciencias de la Educación “Auxilium” y el Instituto di Teología de la Vida Consagrada Claretianum. También cuenta con el Patrocinio de la Conferencia de Rectores de las Universidades e Instituciones Pontificias Romanas (CRUIPRO) y de la Academia de Lideres Católicos.Este año toma un matiz especial. El comité científico se ha dejado interpelar por el camino sinodal que la Iglesia está recorriendo en este tiempo y que llama a un compromiso activo de todos los bautizados sean laicos, laicas, religiosos, religiosas y clérigos, cada uno desde su propia vocación y estado de vida.
El Diploma conjunto se estructura en cuatro módulos siguiendo la dinámica del escuchar como discípulos y misioneros comprendiendo los desafíos, luces y sombras de la situación de las mujeres dentro de la Iglesia y de la colaboración entre clérigos y laicos, iluminados por la fe, de los ejemplos fecundos de colaboración y del difícil reconocimiento de las mujeres en los diferentes contextos geográficos., discernir los criterios a los que hacer referencia para orientar el pensamiento y la acción y actuar delineando los caminos por recorrer.
Sociohistórico: procesos históricos, problemas y fortalezas subyacentes a diversas cuestiones culturales aún en curso, incluidos aspectos de la inculturación de la fe católica, para sugerir posibles elementos con un espíritu proactivo.
Antropológico (filosófico y teológico): significado de la diferencia sexual en la persona humana y la complejidad de elementos en la formación de la identidad sexual, para iluminar cómo se puede expresar la colaboración y la reciprocidad entre hombres y mujeres en los contextos eclesiales.
Eclesiológico: puntos sobresalientes del Magisterio conciliar y posconciliar sobre los laicos y sobre las mujeres en particular para abrir caminos de aplicación creativa, fiel y profética a partir de la eclesiología de comunión.
Mariológico: desarrolla lo que dice la figura de María sobre la identidad y misión de las mujeres en la Iglesia, presenta el status quaestionis, algunos puntos críticos y caminos por recorrer.
Talleres: un espacio para explorar y valorizar aspectos de sí mismos para favorecer la percepción de la propia masculinidad o feminidad (escuchar), interpretar los contenidos recibidos (discernir), personalizar una nueva forma de relacionarse y de colaborar de mujer o hombre por-con-en Cristo en la Iglesia (actuar).
El itinerario profundiza en la contribución específica de las mujeres a la vida y la misión de la Iglesia y quiere ser un laboratorio de ideas que de vida a la llamada del Papa Francisco y al discernimiento de los signos de los tiempos.
