Lo sucedido este 1 de junio en el estadio Hampden Park (Glasgow, Escocia) permanecerá entre las páginas más emocionantes de la historia del fútbol, uno de los deportes más populares del mundo y que también puede ser interpretado –más allá de lo lúdico y pasional- como sinónimo de comunión en pos de un objetivo.
“Un equipo de fútbol, por ejemplo, puede estar formado por los mejores centrocampistas del mundo, pero no será un gran equipo si no tiene un portero, defensores, atacantes e incluso un buen entrenador o un fisioterapista, etc. En los deportes, los dones y talentos de cada persona en particular se ponen al servicio del equipo”, recuerda un pasaje de "Dar lo Mejor de uno mismo", un documento –curiosamente publicado hace exactamente cuatro años, 1 de junio de 2018, que habla sobre la perspectiva cristiana del deporte y la persona humana.
En efecto, el espíritu de equipo y de fraternidad se vivió de manera especial en el partido disputado entre Ucrania y Escocia por un lugar en el Mundial de Catar 2022. Es que no fue un encuentro más. Se trató del primero a nivel oficial para el seleccionado ucraniano desde que comenzó la guerra con Rusia allá por el mes de febrero.
Imágenes que solo hablan de paz
Desde la salida de los equipos al campo de juego se empezó a percibir un clima especial. Si bien Ucrania se presentaba como visitante en Escocia, el recibimiento que hubo de parte de la afición local no hizo más que confirmar que aquello iba más allá deporte.
El momento de los himnos, con los jugadores ucranianos llevando la bandera azul y amarilla de su país a sus espaldas -y cantando al unísono en medio de lágrimas- también se transformó en un gesto potente de paz.
Incluso, los escoceses acompañaron con respeto ese momento a sabiendas del sacrificio que debieron enfrentar muchos de los protagonistas con familias y amigos en la primera línea de batalla de un conflicto a esta altura largo.
“No se trata sólo de fútbol”, dijo Yaroslav Grygorenko, un ucraniano que viajó desde Ámsterdam, cuya voz aparece en un informe de AP. “Es importante estar en las conversaciones en Europa no dejar que (la gente) olvide lo que está sucediendo en Ucrania”, prosiguió.
Ya en el campo de juego todo lo previo cobró otra dimensión. La entrega de los jugadores ucranianos, muchos de los cuales no habían disputado ningún encuentro competitivo desde diciembre, sorprendió al mundo.
El triunfo se empezó a sellar de la mano del veterano capitán Andriy Yarmolenko. Pero fue en los descuentos donde se sentenció el partido con un claro 3 a 1 a favor de Ucrania. Aquello “de dar lo mejor de uno mismo” una vez más retumbó.
Pelé y una carta contra la guerra
Mientras todo aquello ocurría en Escocia, a través de las redes sociales también empezó a circular un mensaje especial. Esta vez de parte de una de las figuras más reconocidas a nivel internacional en cuanto a fútbol refiere: Edson Arantes do Nascimento, “Pelé” (81).
Fue a través de una carta abierta dirigida al presidente de Rusia, Vladimir Putin, que Pelé le pidió que “detenga la invasión” a Ucrania.
“Quiero utilizar el partido de hoy como una oportunidad para hacer un pedido: detenga esa invasión. No existen argumentos que justifiquen la violencia”, expresó Pelé.
“Hoy Ucrania intenta olvidar, al menos por 90 minutos, la tragedia que todavía tiene lugar en su país. Competir por un lugar en la Copa del Mundo ya es una tarea difícil. Y se vuelve casi imposible con tantas vidas en juego”, prosiguió.
“Está en sus manos el poder de poner fin a este conflicto”, agregó Pelé, quien también calificó el conflicto de “perverso” e “injustificable”.
En tanto, mientras continúan los ecos de una jornada intensa en Escocia (ahora Ucrania deberá derrotar a Gales el domingo 5 de junio para llegar al Mundial de Catar), una vez más quedó demostrado aquello de la potencia del deporte, protagonistas como Pelé, y el rol que también puede ejercer en medio de los dolores del hombre: ser desahogo, alegría, armonía, juego o profesión. Pero también sacrificio, valentía, respeto, solidaridad y hasta clamor contra la violencia. En definitiva, el "deporte para crear una cultura del encuentro y paz" (“Dar lo mejor de uno mismo”).