separateurCreated with Sketch.

El papa Pío IX era epiléptico y la Virgen de Loreto lo curó

PIO IX
whatsappfacebooktwitter-xemailnative
Maria Paola Daud - publicado el 10/06/22 - actualizado el 07/02/23
whatsappfacebooktwitter-xemailnative
Una anécdota poco conocida de la vida del gran Papa que proclamaría el dogma de la Inmaculada Concepción

Nació el 13 de mayo de 1792 en Senigallia con el nombre de Giovanni Maria Battista Pietro Pellegrino, siendo el noveno hijo de diez hermanos de Isidoro Mastai-Ferretti y Caterina Antonia Maddalena Solazzi.

La suya era una familia muy devota que acostumbraba todos los años visitar en peregrinación a la Virgen de Loreto. Cuenta el historiador y archivista del santuario, padre Giuseppe Santarelli, que el pequeño Giovanni, la noche antes de visitar la Santa Casa, no lograba dormir de la emoción.

Fue bautizado, el mismo día de su nacimiento, en la catedral de la ciudad por su tío el canónigo Angelo Mastai Ferretti. Recibió la confirmación el 9 de junio de 1799 y su primera comunión el 2 de febrero de 1803.

Era un niño especial, lo llamaban "Giovannino il buono" (Juancito el bueno). Jugaba alegremente como todos los chicos; pero los viernes, después de los juegos, con el Crucifijo en las manos, reunía a sus compañeros en las plazas y predicaba el Evangelio. A menudo, incluso los adultos se detenían a escucharlo, admirados.

Sus primeros ataques epilépticos

A los 11 años pudo entrar en el renombrado colegio de los Nobles de Volterra, dirigido por los padres escolapios; sin embargo, aquí comenzaron los problemas. Sus estudios tuvieron que suspenderse por ataques epilépticos repentinos y repetidos, causados por un traumatismo craneoencefálico a causa de un accidente muy grave que tuvo al caer a un arroyo en octubre de 1797.

En 1814 fue invitado a Roma por su tío Paolino Mastai Ferretti, canónigo de San Pedro, y aquí continuó sus estudios de filosofía y teología en el Colegio Romano.

En 1815 logró unirse a la Guardia Noble Pontificia; pero, debido a su enfermedad que lo atormentaba, y a la noticia de los médicos que no daban ninguna esperanza de curarse de la epilepsia, lamentablemente le destituyeron de la guardia.

El milagro de la Virgen de Loreto

Profundamente amargado, ese mismo año, fue en peregrinación a Loreto a rezar con fervor a la Virgen. Luego de esta visita, milagrosamente, ya no tuvo más ataques epilépticos.

El futuro papa Pío IX atribuyó siempre la curación a la gracia recibida de la Virgen de Loreto; y en agradecimiento, apenas elegido pontífice el 16 de junio de 1846, se quitó la cruz pectoral y el anillo y los envió al Santuario de Loreto.

El papa Pío IX, el último papa rey, gobernó la Iglesia durante 32 años, hasta el 7 de febrero de 1878.

Fue uno de los más grandes Papas de la historia, definió el dogma de la Inmaculada Concepción de la Santísima Virgen María y celebró el Concilio Vaticano I; en él se estableció el dogma de la infalibilidad del Pontífice.

¿Te ha gustado leer este artículo? ¿Deseas leer más?

Recibe Aleteia cada día.

Apoye Aleteia

Usted está leyendo este artículo gracias a la generosidad suya o de otros muchos lectores como usted que hacen posible este maravilloso proyecto de evangelización, que se llama Aleteia.  Le presentamos Aleteia en números para darle una idea.

  • 20 millones de lectores en todo el mundo leen Aletiea.org cada día.
  • Aleteia se publica a diario en siete idiomas: Inglés, Francés, Italiano, Español, Portugués, Polaco, y Esloveno
  • Cada mes, nuestros lectores leen más de 45 millones de páginas.
  • Casi 4 millones de personas siguen las páginas de Aleteia en las redes sociales.
  • 600 mil personas reciben diariamente nuestra newsletter.
  • Cada mes publicamos 2.450 artículos y unos 40 vídeos.
  • Todo este trabajo es realizado por 60 personas a tiempo completo y unos 400 colaboradores (escritores, periodistas, traductores, fotógrafos…).

Como usted puede imaginar, detrás de estos números se esconde un esfuerzo muy grande. Necesitamos su apoyo para seguir ofreciendo este servicio de evangelización para cada persona, sin importar el país en el que viven o el dinero que tienen. Ofrecer su contribución, por más pequeña que sea, lleva solo un minuto.

banner image
Top 10
See More
Newsletter
¿Te ha gustado leer este artículo? ¿Deseas leer más?

Recibe Aleteia cada día.